En este 21° programa hacemos un (en todo sentido) delicioso viaje hacia Colombia para charlar con Julián Santa, del Colectivo Tabanoy y Lua, de la colectiva La Colmena.
Los colectivos de los que forman parte Julián y Lua buscan recuperar la conexión con la Madre Tierra. Elles son parte de una generación que, en sus palabras, no niega lo indio sino que lo reivindica y salvaguarda la memoria ancestral del territorio.
En este mes el calendario tiene fechas importantes para conmemorar como el 11 y el 12 de Octubre: respectivamente el último día de libertad de nuestros pueblos originarios, y el primero de la conquista europea a sangre y fuego de nuestro continente, durante años invisibilizado con el eufemístico nombre de “día de la raza”. Entonces, para contribuir a una mirada latinoamericana de nuestro continente, ¿cómo resignificar la historia de nuestro territorio? ¿Cómo volver a generar esa simbiosis perdida entre la especie humana y la naturaleza, evitando perpetuar el extractivismo eurocentrista que aun cala hondo en nuestro continente?
Intentando deconstruir estas efemérides y aportar respuestas a nuestros interrogantes, Julián y Lua nos cuentan qué significa “caminar la memoria alimentaria” de los pueblos originarios de Colombia trabajando el arte, el alimento y las semillas. Con ese tan cálido acento que les caracteriza, nos comparten parte del universo de conceptos operativos, a la vez originales y rupturistas, con que abordan esta misión. Así, nos explican cómo realizan lecturalezas, desarrollan la oralitura o producen pensaciertos y conociciertos a través del proyecto Aulas Libres.
Además de la alimentación y el lenguaje, Lua rescata la importancia de la recuperación de las lenguas nativas para mantener la identidad cultural, teniendo también en cuenta la espacialidad de la educación, y la reproducción de los espacios. De allí nace el proyecto Aulas Libres, una “escuela sin paredes” que permite el aprendizaje real en interacción con el mundo.
La pandemia que aun nos atraviesa nos recordó que el alimento es vital y en este contexto, se recuperó en parte la olla popular, la huerta comunitaria, el sancocho, reivindicando el alimento como ejercicio de resistencia y de memoria.
Julián es biólogo y docente; él nos cuenta su experiencia en el abordaje de estos temas y cómo desde el aula, sea rural o (en especial) urbana, podemos desarrollar una educación para el cuidado de la vida. Pelear por la soberanía alimentaria es pelear por la vida, y es siempre un placer recorrer nuestra Patria Grande a través de los testimonios de quienes luchan por amor a su terruño y para construir un futuro mejor.