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El Festival Internacional de Cometas en Berck Sur Mer, Francia, destaca a Colombia como país invitado de honor en 2025. Quince cometeros colombianos presentan sus creaciones multicolores, desde cometas tradicionales planas hasta diseños innovadores inflables, reflejando la rica tradición del país en este arte. Durante diez días, la ciudad balnearia recibe cerca de un millón de visitantes que disfrutan del espectáculo en el cielo, donde las cometas colombianas exhiben motivos culturales, fauna local y diseños geométricos, bailando al ritmo de cumbia y vallenato.
Escuche el reportaje de Ana María Ospina, con la realización sonora de Pierre Zanutto
"A todos nuestros amigos franceses, a todos nuestros amigos colombianos, le damos la bienvenida aquí al Encuentro Internacionales de Cometa de Berck-sur-Mer. Colombia, tierra de cometas, Colombia, tierra querida". Con estas sentidas palabras de Mickael Azé, presentador del evento, da paso a un vibrante intercambio cultural.
El espíritu de Colombia, a menudo caracterizado por una contagiosa "alegría", encuentra un lienzo perfecto en el cielo sobre la Costa de Ópalo. Esta alegría, es una de las principales características de la forma de ser y de vivir de los colombianos, una característica que se ve reflejada en los diseños multicolor de sus cometas, como se le llama en ese país suramericano al artefacto volador de papel o tela. Suspendidas de una cuerda, juegan con el viento como un espectáculo lúdico para todos.
Conozca a los "cometeros": Historias tejidas en tela y viento
Entre los 15 cometeros colombianos invitados a engalanar el evento se encuentra Camilo Tamayo, del club "Locos por las Cometas" de Medellín. Mientras ensambla meticulosamente una cometa octagonal, explica su diseño: "Esta tiene un dibujo de un ave de nuestro país que es el tucán y va acompañada de una orquídea". Elaborada con material ristop, la estabilidad en el aire está asegurada por colas cuidadosamente sujetas, actuando como contrapeso.
Esta afición es un asunto de familia para Camilo. "Es casi como una tradición que va pasando de abuelos a padres, padres a hijos, hijos a nietos", comparte. Sus propios padres eran constructores de cometas. La cometa elegida para el vuelo colectivo tiene un profundo significado personal: "Esta cometa tiene algo especial, fue construida durante la pandemia... Yo no cosía. Mi madre, Victoria, era quien las cosía. Ella murió en la pandemia. Así que aprendí a coser entonces. Esta cometa vuela en su honor".
Adriana García, del grupo Cometeando, también de Medellín, muestra su propia creación. "La fabricación y el diseño es mío", afirma, explicando su técnica de "patchwork" y "apliqué", inspirada en la bandera de Colombia: un vibrante amarillo, azul y rojo. "La cometa mide unos 60 de ancho. La tensión es importante para que la cometa quede muy templada, muy tipo tambor, para que el vuelo sea más efectivo". Su cometa había volado previamente en India, Costa Rica y, ahora, Francia. "Y obvio, en Colombia", añade.
Nilza Riveros, pionera entre los cometeros colombianos y ahora directora del terreno de vuelo del evento, destaca la rica historia cometera de su país. "Colombia es uno de los países de Sudamérica con más historia en cometas. Tenemos cometas gigantes, tenemos cometas tradicionales planas, tenemos cometas innovadoras inflables y tenemos también cometas acrobáticas". Relata cómo un festival iniciado por una mujer en Villa de Leyva en los años 70 desencadenó una evolución en el diseño, los materiales y el arte de las cometas. "Se mantiene la tradición", afirma Nilza, "pero se evoluciona en material, en diseño y claramente en líneas y en vuelo".
Leer tambiénMundial de Cometas Acrobáticas, el arte de dominar el viento
Un cielo lleno de maravillas y el sabor de Colombia
El festival en sí es un espectáculo impresionante. Ballenas, pulpos gigantes, criaturas míticas y personajes de dibujos animados flotan junto a los diseños geométricos colombianos, deleitando a miles de turistas. El entusiasmo es palpable, especialmente con el anuncio de que este 2025, Colombia es el país invitado de honor, tiñendo el festival de amarillo, azul y rojo.
En tierra, el Pabellón de Colombia ofrece un trozo del segundo país más biodiverso del mundo. Marleny Ríos, originaria de Cartago, Colombia, y residente en París desde hace 40 años, hace fila con entusiasmo. "Veo que hay café, me hace mucha falta, me gusta mucho el café de Colombia, lo amo", sonríe antes de que le ofrezcan una taza y unas "achiras del Huila". El pabellón también tienta a los visitantes con arequipe, dulces de café y bocadillos de coco. Como comenta la encargada de repartirlos, la caleña Melissa Galvis: "Colombia es sabia infancia".
Marco Aponte, del equipo Maximus Kite, también en el pabellón, habla de su misión: "Traemos una parte de Colombia a Francia... y sobre todo, a disfrutar de las cometas que es nuestro legado cultural". Para Marco, maestro de bellas artes cuya esposa es educadora preescolar, la fabricación de cometas es donde "unimos el hobby y la profesión". Su exhibición incluye obras que representan la "cultura precolombina colombiana" e incluso "trabajos de inclusión, en los cuales vinculamos a personas con Alzheimer".
Conexiones culturales y la danza con el viento
La presencia colombiana resuena profundamente, no sólo entre los locales sino también en la diáspora. Cuatro familias de APAEC (asociación de padres de niños adoptados en Colombia) acuden a orillas del Canal de la Mancha para conocer el trabajo de los cometeros.
Jorge Beltrán, del grupo Kogui de Bogotá es un asiduo del festival. Compara las condiciones ventosas ideales, aunque frías, en Berck. "Para nosotros, este tiempo es magnífico por el viento. Hoy las cometas grandes que estás viendo disfrutan de un viento es ideal". Contrasta esto con Bogotá, dice, "allá sufrimos mucho... a veces salimos a los parques y no hay viento". En Berck, "el viento es constante. Uno puede dejar las cometas aquí ancladas... ir a almorzar y volver y la cometa está ahí. En Colombia es imposible".
Suendy Millet, venezolana residente en Francia desde hace tres años, vino con su esposo francés y su hijo para "apoyar al país vecino". "Me conmueve demasiado ver una parte de Latinoamérica aquí", confiesa. "Estamos tan lejos, pero a la vez eso te hace sentir un poquito cerca".
Marco Aponte profundiza en su filosofía artística. "Nosotros hacemos cometas rectangulares, porque la idea es que eso sea como una galería en el aire... Estas son cometas que no se sacan a más de 100 metros para que el espectador pueda ver y tener una referencia a la cometa a determinada distancia. El estilo es un estilo impresionista, en el cual trabajamos como la parte expresiva de la pintura".
Una despedida al atardecer
Mientras el sol comienza a ponerse sobre la Costa de Ópalo, sus rayos ocres guían a los visitantes a casa. Nilsa Riveros anunció que era hora de bajar las cometas principales para la exhibición del "Mega Team", pero aseguró: "Ellos pueden seguir volando afuera... El viento está muy bueno, las cometas están volando perfecto, así es que queremos seguir deleitando a la gente con nuestras cometas".
Una última mirada hacia al ciemo aún salpicado por el trabajo de 450 cometeros de 29 países. Entre ellas, formas distintivamente colombianas –una chiva, un tucán, una abeja, e incluso una cometa con el rostro del Nobel Gabriel García Márquez y sus icónicas mariposas amarillas– parecen despedirse mientras aterrizan suavemente frente al mar.
El Festival Internacional de Cometas en Berck Sur Mer, Francia, destaca a Colombia como país invitado de honor en 2025. Quince cometeros colombianos presentan sus creaciones multicolores, desde cometas tradicionales planas hasta diseños innovadores inflables, reflejando la rica tradición del país en este arte. Durante diez días, la ciudad balnearia recibe cerca de un millón de visitantes que disfrutan del espectáculo en el cielo, donde las cometas colombianas exhiben motivos culturales, fauna local y diseños geométricos, bailando al ritmo de cumbia y vallenato.
Escuche el reportaje de Ana María Ospina, con la realización sonora de Pierre Zanutto
"A todos nuestros amigos franceses, a todos nuestros amigos colombianos, le damos la bienvenida aquí al Encuentro Internacionales de Cometa de Berck-sur-Mer. Colombia, tierra de cometas, Colombia, tierra querida". Con estas sentidas palabras de Mickael Azé, presentador del evento, da paso a un vibrante intercambio cultural.
El espíritu de Colombia, a menudo caracterizado por una contagiosa "alegría", encuentra un lienzo perfecto en el cielo sobre la Costa de Ópalo. Esta alegría, es una de las principales características de la forma de ser y de vivir de los colombianos, una característica que se ve reflejada en los diseños multicolor de sus cometas, como se le llama en ese país suramericano al artefacto volador de papel o tela. Suspendidas de una cuerda, juegan con el viento como un espectáculo lúdico para todos.
Conozca a los "cometeros": Historias tejidas en tela y viento
Entre los 15 cometeros colombianos invitados a engalanar el evento se encuentra Camilo Tamayo, del club "Locos por las Cometas" de Medellín. Mientras ensambla meticulosamente una cometa octagonal, explica su diseño: "Esta tiene un dibujo de un ave de nuestro país que es el tucán y va acompañada de una orquídea". Elaborada con material ristop, la estabilidad en el aire está asegurada por colas cuidadosamente sujetas, actuando como contrapeso.
Esta afición es un asunto de familia para Camilo. "Es casi como una tradición que va pasando de abuelos a padres, padres a hijos, hijos a nietos", comparte. Sus propios padres eran constructores de cometas. La cometa elegida para el vuelo colectivo tiene un profundo significado personal: "Esta cometa tiene algo especial, fue construida durante la pandemia... Yo no cosía. Mi madre, Victoria, era quien las cosía. Ella murió en la pandemia. Así que aprendí a coser entonces. Esta cometa vuela en su honor".
Adriana García, del grupo Cometeando, también de Medellín, muestra su propia creación. "La fabricación y el diseño es mío", afirma, explicando su técnica de "patchwork" y "apliqué", inspirada en la bandera de Colombia: un vibrante amarillo, azul y rojo. "La cometa mide unos 60 de ancho. La tensión es importante para que la cometa quede muy templada, muy tipo tambor, para que el vuelo sea más efectivo". Su cometa había volado previamente en India, Costa Rica y, ahora, Francia. "Y obvio, en Colombia", añade.
Nilza Riveros, pionera entre los cometeros colombianos y ahora directora del terreno de vuelo del evento, destaca la rica historia cometera de su país. "Colombia es uno de los países de Sudamérica con más historia en cometas. Tenemos cometas gigantes, tenemos cometas tradicionales planas, tenemos cometas innovadoras inflables y tenemos también cometas acrobáticas". Relata cómo un festival iniciado por una mujer en Villa de Leyva en los años 70 desencadenó una evolución en el diseño, los materiales y el arte de las cometas. "Se mantiene la tradición", afirma Nilza, "pero se evoluciona en material, en diseño y claramente en líneas y en vuelo".
Leer tambiénMundial de Cometas Acrobáticas, el arte de dominar el viento
Un cielo lleno de maravillas y el sabor de Colombia
El festival en sí es un espectáculo impresionante. Ballenas, pulpos gigantes, criaturas míticas y personajes de dibujos animados flotan junto a los diseños geométricos colombianos, deleitando a miles de turistas. El entusiasmo es palpable, especialmente con el anuncio de que este 2025, Colombia es el país invitado de honor, tiñendo el festival de amarillo, azul y rojo.
En tierra, el Pabellón de Colombia ofrece un trozo del segundo país más biodiverso del mundo. Marleny Ríos, originaria de Cartago, Colombia, y residente en París desde hace 40 años, hace fila con entusiasmo. "Veo que hay café, me hace mucha falta, me gusta mucho el café de Colombia, lo amo", sonríe antes de que le ofrezcan una taza y unas "achiras del Huila". El pabellón también tienta a los visitantes con arequipe, dulces de café y bocadillos de coco. Como comenta la encargada de repartirlos, la caleña Melissa Galvis: "Colombia es sabia infancia".
Marco Aponte, del equipo Maximus Kite, también en el pabellón, habla de su misión: "Traemos una parte de Colombia a Francia... y sobre todo, a disfrutar de las cometas que es nuestro legado cultural". Para Marco, maestro de bellas artes cuya esposa es educadora preescolar, la fabricación de cometas es donde "unimos el hobby y la profesión". Su exhibición incluye obras que representan la "cultura precolombina colombiana" e incluso "trabajos de inclusión, en los cuales vinculamos a personas con Alzheimer".
Conexiones culturales y la danza con el viento
La presencia colombiana resuena profundamente, no sólo entre los locales sino también en la diáspora. Cuatro familias de APAEC (asociación de padres de niños adoptados en Colombia) acuden a orillas del Canal de la Mancha para conocer el trabajo de los cometeros.
Jorge Beltrán, del grupo Kogui de Bogotá es un asiduo del festival. Compara las condiciones ventosas ideales, aunque frías, en Berck. "Para nosotros, este tiempo es magnífico por el viento. Hoy las cometas grandes que estás viendo disfrutan de un viento es ideal". Contrasta esto con Bogotá, dice, "allá sufrimos mucho... a veces salimos a los parques y no hay viento". En Berck, "el viento es constante. Uno puede dejar las cometas aquí ancladas... ir a almorzar y volver y la cometa está ahí. En Colombia es imposible".
Suendy Millet, venezolana residente en Francia desde hace tres años, vino con su esposo francés y su hijo para "apoyar al país vecino". "Me conmueve demasiado ver una parte de Latinoamérica aquí", confiesa. "Estamos tan lejos, pero a la vez eso te hace sentir un poquito cerca".
Marco Aponte profundiza en su filosofía artística. "Nosotros hacemos cometas rectangulares, porque la idea es que eso sea como una galería en el aire... Estas son cometas que no se sacan a más de 100 metros para que el espectador pueda ver y tener una referencia a la cometa a determinada distancia. El estilo es un estilo impresionista, en el cual trabajamos como la parte expresiva de la pintura".
Una despedida al atardecer
Mientras el sol comienza a ponerse sobre la Costa de Ópalo, sus rayos ocres guían a los visitantes a casa. Nilsa Riveros anunció que era hora de bajar las cometas principales para la exhibición del "Mega Team", pero aseguró: "Ellos pueden seguir volando afuera... El viento está muy bueno, las cometas están volando perfecto, así es que queremos seguir deleitando a la gente con nuestras cometas".
Una última mirada hacia al ciemo aún salpicado por el trabajo de 450 cometeros de 29 países. Entre ellas, formas distintivamente colombianas –una chiva, un tucán, una abeja, e incluso una cometa con el rostro del Nobel Gabriel García Márquez y sus icónicas mariposas amarillas– parecen despedirse mientras aterrizan suavemente frente al mar.
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