“Nací en General Pico, pueblito de La Pampa que en mis años de infancia me regaló la aventura de las calles de tierra y después los grandes cambios: asfalto, gas, cloaca. Cada pozo, cada montaña de escombros, fue un viaje hacia otras dimensiones, juegos de ‘niña machona’, según miradas prejuiciosas. En abril del 74 aterricé en la gran ciudad. Llegué para estudiar locución, hacer teatro independiente… Cronopia viajera soy, bebedora incansable de los amaneceres, el vino tinto y el buen mezcal, amiga y compañera de sueños colectivos, amante de la luna, feminista que camina tras sus propios deseos y ronronea junto a sus gatas sin botas…”