Uno de los engaños más famosos y exitosos de la historia tuvo lugar en la localidad de Cardiff, en Nueva York, donde el 16 de octubre de 1869 fue desenterrado un asombroso "gigante", del que se desconocía si se trataba de una estatua antigua o un cuerpo petrificado. En realidad, no era ni lo uno ni lo otro, sino un ardid del empresario local Geroge Hull, quien enterró una estatua de yeso previamente tratada, para burlarse de la historia bíblica sobre supuestos gigantes que alguna vez pisaron la Tierra... y al mismo tiempo hacerse con bastante dinero.