Carlos Carrillo asumió la dirección de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres en uno de los momentos más críticos de esa entidad, cuando estalló el escándalo de corrupción por la compra de carrotanques para llevar agua a Uribia, un entramado que comprometió cerca de 46.800 millones de pesos destinados a atender la sequía en La Guajira y que terminó beneficiando a contratistas y políticos hoy bajo investigación. Lejos de cerrar los ojos, Carrillo decidió investigar y destapar la red que desvió recursos públicos, una postura que lo enfrentó a sectores poderosos de la clase política y del propio gobierno, convirtiéndolo en blanco de ataques y cuestionamientos, incluso desde el Dapre. A pesar de ese fuego amigo, Carrillo se ha mantenido firme, respondiendo con argumentos y defendiendo su gestión, sin distinguir entre responsables de izquierda o de derecha. Por esa coherencia, valentía y disposición a enfrentar la corrupción desde adentro, A Fondo reconoce su gestión como el funcionario del año.

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