No hay nada peor para un político que hacer el ridículo y más cuando lo hace con insistente perseverancia. Cada día que pasa surgen novedades sobre la trama corrupta liderada por Santos Cerdán y Ábalos. A uno le gustaba mucho el dinero mientras que para el otro era el medio para mantener el sórdido nivel de vida que le organizaba su mamporrero. La lista de prostitutas es interminable, aunque Sánchez no sabía nada. No se enteraba ni de las corruptelas ni del sexo de pago. Es más, creo que a estas alturas ni siquiera sabía que existen mujeres que venden su cuerpo por dinero. No es más que un alma cándida que chapotea entre golfos, corruptos e indeseables de todo tipo. En otros tiempos crearía, con el dinero de su suegro, una asociación para redimir a las prostitutas y mostrar cuánto le repugnan estas prácticas sexuales. No descarto que lo haga cuando abandone la presidencia del Gobierno. Un buen moralista tiene que poner en práctica sus ideas. La UCO ha localizado un documento que sitúa a Santos Cerdán como propietario del 45% de una empresa implicada en los amaños y ha solicitado, además, que el juez rastree su patrimonio.