La única prioridad del presidente del Gobierno es su supervivencia política. Por ello, cualquier análisis tiene que partir de esta realidad. No hay que esperar en sus actos ningún atisbo de patriotismo, ética o coherencia. Los ministros más sanchistas, encabezados por Óscar López, cuya agresividad intenta compensar su traición, o el pintoresco portavoz parlamentario, Patxi López, que tiene menos principios que su jefe, insisten en que las críticas buscan deshumanizarle. No es verdad, porque no hay ninguna mentira, exageración o manipulación. Hasta puedo respetar que hayan optado por ser rastreros y serviles para sobrevivir económicamente, pero tienen que aceptar unas críticas que se fundamentan en una realidad inapelable. Los López son el mejor ejemplo de la degradación del PSOE y su transformación en el sanchismo. Ni siquiera se cree lo que dicen.