Centenares de miles de personas salieron este sábado a la calle en Madrid para protestar contra la amnistía. Los organizadores las cifraron en un millón y la delegación del Gobierno en 170.000. En cualquier caso, es mucha gente. Es cierto que resultan indiferentes dentro del plan maestro de Sánchez, porque considera que el tiempo juega a su favor. Al fin y al cabo, tiene cuatro años por delante, que es lo único que le interesa. Ha perdido numerosas comunidades autónomas y municipios consagrando una hegemonía del centro derecha que será de largo recorrido. El problema de jugar a corto plazo, como hace habitualmente, es que consigue sus objetivos personales, pero el horizonte es bastante oscuro para el PSOE. En esta ocasión le ha funcionado el comodín de Vox, porque el poderoso aparato mediático socialista ha insistido hasta la extenuación en los peligros de la ultraderecha, pero llega un momento en que la sociedad pierde el miedo. No es un tigre, porque los auténticos los tiene Sánchez a su alrededor. Los depredadores son los independentistas, los comunistas, los antisistema y los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA.