Es evidente que Vox sufre una crisis profunda como demuestra que su portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros, una de las caras más visibles del partido, haya decidido abandonar la política. Ni siquiera recogerá el acta y se limitará a seguir como afiliado de base. La excusa de «motivos personales y familiares», sin explicar cuáles son, no tiene ningún fundamento, porque es la que siempre se utiliza cuando no se quiere hacer daño al partido. Espinosa es una persona educada, por lo que es lógico que utilice esta fórmula. En caso de ser cierta sería, probablemente, la primera vez que ocurre desde la Transición hasta nuestros días. Una ventaja que tiene, a diferencia de muchos políticos de la izquierda, es que no necesita el escaño para vivir. Es más, salió perdiendo económicamente cuando decidió dar el salto y ahora recuperará su trayectoria profesional en la que, como es evidente, le irá bien.