La semana pasada, vimos a David como el rey fiel que triunfó sobre sus enemigos y se estableció en el trono de Jerusalén. Dios hizo un pacto con él: le dijo que uno de sus hijos tendría un trono eterno. Eso significa que el linaje de David siempre sería real y poderoso, lo cual no es una mala noticia para un rey.
Después de que Dios hace el pacto con David, 2 Samuel. relata las victorias militares de David. David es visto como un guerrero poderoso y un líder fuerte. 2 Samuel 9 nos muestra la misericordia de David hacia Mefiboset. Está claro por qué David era tan amado. Era sabio, fuerte y misericordioso. La única persona que podía derribar a David... era el mismo David.
Mientras el ejército de David está peleando, David estába de vuelta en el palacio. El ejército estaba sitiando una ciudad, y David no estaba en ese combate. Él estaba en casa atendiendo otras cosas.
David tomó una siesta, se levantó en la noche y estaba caminando por su palacio cuando vio a una hermosa mujer bañándose. David se sintió inmediatamente atraído por ella, no tenía nada de malo. Notar la belleza de una mujer no es un pecado. Pero en lugar de voltear su mirada, David comenzó a desearla.
Su nombre era Betsabé. Ella era la esposa de uno de los guerreros claves de David, Urías. Ella era la hija de Eliam, otro de los guerreros claves de David. Y ella era la nieta de Ahitofel, uno de los principales consejeros de David.
Habría sido una generación más joven que David, quien probablemente tenía 50 años. Y ella estaba bien conectada con personas importantes en la vida de David. Hay pocas cosas que son más fuertes que la lujuria. Por eso Pablo les dice a los jóvenes que huyan de la lujuria en lugar de luchar contra ella. Si intentas luchar contra ella, no ganarás. Lo mejor es huir.