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En un territorio llamado El Gran Chaco en lo que hoy conocemos como Argentian habitaba una tribu de indios llamados los tobas, estos indios vivían en un lugar maravilloso donde todo era como una eterna primavera. Con un clima cálido y días totalmente soleados
Allí las flores crecían felices y los pájaros revoloteaban de árbol en árbol cantante sin parar. Lo indios tobas tenían un cacique llamado Nakti que era muy bueno y justo y que siempre, siempre estaba pensando en como ayudarle a su pueblo.
Sin embargo, no todo era fantástico, cerca de los tobas vivían un cacique malo y envidioso llamado Nau que siempre estaba pensando como molestar a su pueblo y por esta razón muchos de ellos se estaban yendo de allí para irse a vivir a la aldea donde reinaba Nakti.
El Cacique malo furioso se quejaba de que su pueblo lo estaba dejando solo y un buen día Nau se despertó y vio que en su aldea no había nadie, solamente quedaba los animales, porque su pueblo se había ido a vivir donde Nakti.
Recorriendo su pueblo abandonado encontró un hechicero y Nau furioso le pidió a el hechicero que para castigar a su pueblo hiciera caer en aquella región de eterna primavera un invierno terrible que penetrara todo. Que cayera sobre los campos y la aldea copos blancos. Que los árboles, flores, animales y especialmente los indios sufrieran el frio perpetuo del invierno.
El hechicero que era muy poderoso, pero era un buen hombre se dio cuenta que si hacia eso podría afectar a la naturaleza y a los hombres, pero temeroso de su cacique comenzó a hacer que la temperatura fuera bajando.
Rápidamente el frio comenzó a apoderarse de todo y se fue formando una nube espesa sobre los campos y una densa niebla fue cubriendo todo. Luego copos de nieve comenzaron a caer. Lentamente y con el pasar del día todo se cubrió de blanco y un frio que acompañaba la nieve empezó a viajar por los campos y el pueblo.
El cacique Nakti que era un hombre bueno, preocupado por su pueblo, llamo al picaflor y le pidió que volara rápidamente a la aldea vecina y le pidiera al hechicero que no les causara tanto frio.
El picaflor voló los campos blancos y llego a la tienda donde vivía el hechicero y le rogo que levantara el conjuro.
El hechicero le dijo a aquel picaflor que el tenía que obedecer las órdenes del cacique y que estas eran hacer caer copos blancos. El colibrí le dijo que el sabía que el era un hombre bueno y que podría encontrar una solución.
El hechicero se quedó pensando y se dijo a si mismo. El cacique me ordeno que dejara caer copos blancos, pero que no le había dicho explícitamente que estos copos tenían que ser de nieve, así que conjurando de nuevo las fuerzas de la naturaleza, las invito a producir y dejar caer copos blancos cálidos.
Y de pronto la temperatura comenzó a cambiar y un gran remolino se hizo en los campos trayendo consigo millones de copos blancos que al llegar a las tierras de el gran chaco fueron cayendo lentamente.
Los habitantes de la aldea salieron temerosos inicialmente, pero cuando tocaron los copos blancos se dieron cuenta que estos no solo eran cálidos, sino muy suaves al tacto. Y vieron que tenían unos hilitos delgaditos, muy delgaditos y con ellos podían hacer hilos más grandes y con ellos podían tejer nuevas vestimentas.
Además cuando estos copos caían a la tierra, comenzaban a nacer unas plantas que producían más y más copos y las llamaron algodón.
Y cuentan los que saben que desde esa época en el chaco el algodón se volvió muy importante y que todos lo cultivan para hacer con ella sus vestidos.