Notas en Español e inglés 👇
Deuteronomio 12: ¡Disfrutando las bendiciones de Dios a plenitud!
Deuteronomio 12:1-10:
“Estas son las leyes y los decretos que cuidarán de poner por obra en la tierra que el SEÑOR, Dios de sus padres, les ha dado, para que tengan posesión de ella todos los días que vivan sobre la tierra. Ciertamente destruirán todos los lugares donde las naciones que ustedes han de desalojar han servido a sus dioses sobre los montes altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso. Derribarán sus altares, romperán sus piedras rituales y quemarán en el fuego sus árboles de Asera; quebrarán las imágenes de sus dioses y harán desaparecer sus nombres de aquel lugar.
“No harán así para con el SEÑOR su Dios, sino que buscarán el lugar que el SEÑOR su Dios haya escogido de todas sus tribus para poner allí su nombre y morar en él, y allá irán. Allá llevarán sus holocaustos, sus sacrificios, sus diezmos, la ofrenda alzada de sus manos, sus ofrendas votivas, sus ofrendas voluntarias y las primeras crías de sus vacas y de sus ovejas. Allí comerán delante del SEÑOR su Dios, y se regocijarán ustedes y sus familias por todo lo que sus manos hayan emprendido, conforme a lo que el SEÑOR su Dios los haya bendecido.
“No harán como todo lo que nosotros hacemos hoy aquí, cada uno como le parece bien; porque hasta ahora no han entrado al reposo y a la heredad que les da el SEÑOR su Dios. Pero cruzarán el Jordán y habitarán en la tierra que el SEÑOR su Dios los hace heredar, y él les dará reposo de todos sus enemigos de alrededor; y habitarán seguros.
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En los primeros versos de este capítulo, Moisés animaba a la nueva generación a que se establezcan en la nueva tierra, viviendo continuamente en fidelidad a Dios, sus leyes y sus mandamientos.
En la última parte del capítulo, Moisés les advirtió sobre el peligro de caer en la idolatría, pues rápidamente caerían en prácticas tan abominables como el sacrificio de niños al fuego; así que ni siquiera deberían desarrollar una curiosidad acerca de esos dioses y sus prácticas, las cuales trajeron maldición y destrucción a los habitantes de esas tierras.
Quiero que reflexionemos acerca del primer consejo. Él quería que el pueblo organizara sus vidas para vivir en la nueva tierra, que vivieran bien, que disfrutaran las bendiciones de Dios. Esto lo iban a obtener cuando tuvieran bien en claro sus convicciones y principios espirituales. Cuando entraran a la tierra prometida, ellos debían ir al lugar establecido por Dios para adorarle. En el desierto, ellos no tenían un lugar porque estaban moviéndose constantemente. Pero cuando entraran, Dios les iba a asignar una ciudad donde estaría el tabernáculo de Dios, y ahí ellos debían cambiar sus hábitos y no ofrecerlos donde quiera, sino que debían prepararse para viajar al lugar específico donde se ofrecerían los holocaustos al Señor.
El verso bíblico que habla a mi corazón es el número 7: “...y se regocijarán ustedes y sus familias por todo lo que sus manos hayan emprendido, conforme a lo que el SEÑOR su Dios los haya bendecido."
¡Ese es el deseo del Señor! Él anhela que nosotros nos acerquemos a Él, aceptemos su llamado para restaurar y fortalecer la relación entre Dios nuestro Creador con su amada creación, y servirle de todo corazón, siguiendo los caminos de Dios. De esta forma, Dios derrama sus bendiciones sobre nosotros, sobre nuestros hogares, bendiciendo todo lo que emprendamos, concediendo las peticiones de nuestro corazón, llenando nuestros vacíos, ayudándonos en tiempos de dificultades, y dándonos la victoria sobre todos los que nos quieren hacer mal.
Aquí vemos un ejemplo claro de lo que Dios quiere con todos aquellos que son fieles al Señor y han aceptado a Jesucristo como su Salvador, que comiencen a vivir vidas que agraden al Señor, sean judíos o gentiles, no importando su apellido o clase...