El sociólogo Zygmunt Bauman creó el término “amor líquido” para definir las relaciones interpersonales de la postmodernidad, caracterizadas por la falta de solidez y con tendencia a ser superficiales, fugaces, etéreas y sin compromiso.
El amor líquido, por tanto, es un amor superficial, porque se basa en vínculos sentimentales frágiles, que pueden romperse fácilmente y en el que lo que importa es el momento presente, sin ataduras, compromiso o proyecto de futuro.