El árbol más antiguo de Paris fue plantado en 1601, unos 150.000 de diferentes especies, hacen la vida más grata a los parisinos y quienes visitan la capital. Un patrimonio arbóreo que es una herencia los grandes trabajos haussmanianos. A diferencia de otras capitales, los árboles de Paris están directamente integrados a la dimensión urbana, en un diálogo permanente con su arquitectura; aunque la cohabitación con el cemento no siempre es fácil, sumada al acelerado calentamiento global.