Las cosas bellas solo surgen desde una pasión ardiente. Hogueras creativas en mitad de los espacios temporales fríos, robóticos y de urgencia en los que vivimos. Es ese crepitar de las mentes inquietas lo que lleva a gente como Isaac Mangas a crear Arde. Tras su paso por bandas aparentemente dispares como Jysus o Gamónides, hace 4 años decide emprender un camino en soledad buscando concentrar todo su imaginario musical en un solo proyecto. Es así como surge Arde, un concepto ideado con mimo, detalle y preciosismo a la vez que con rabia, contundencia y determinación. Es en un 2020 distópico cuando, contando con la producción de Iñigo Bregel (Estanques), entra en el estudio a plasmar en disco esas canciones e ideas. Partiendo del rock fundido con la psicodelia de aroma sesentero, Arde ha asimilado bien el pasado, pero abraza el presente. Huye del anacronismo sin dejar de plasmar sonidos por los que ya pasaron un Arthur Lee, los primeros Pink Floyd, Vainica Doble, The Kinks o Miguel Ríos.