El mayor standby de la historia pilló a los vallisoletanos Levitants en su mejor momento y cortó la trayectoria ascendente de un grupo que se encontraba en mitad de una ilusionante gira con la que ya habían logrado llenar salas por toda España, aparecer en un buen puñado de festivales e incluso anunciar su primera gira extramuros por Reino Unido. Meses más tarde, y tras decenas de cancelaciones, aplazamientos y conciertos retractilados, Levitants decidieron seguir adelante y para ello empezaron a trabajar de cero en un puñado de canciones que sonaban a Levitants pero con un “algo” que las hacía distintas a todo lo anterior. Los nuevos temas tenían un extra de rabia y una oscuridad tan grande, que cuando aparecía, la luz era mucho más potente, deslumbrante. Sin darse cuenta Sergio ya no podía componer en inglés, la necesidad de comunicar alto y claro hizo del castellano el nuevo idioma de la banda. Nuevo idioma y nuevo sonido pero el mismo lenguaje. Era cuestión de tiempo que la niebla dejase paso a la tormenta abrupta y al sol abrasador de la meseta, cuestión de tiempo que el castellano acabase cantando en castellano.