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Aburridos de que la radio se haya convertido en un estándar que ofrece siempre los mismos productos testados, con programas completamente encorsetados, llenos de promoción pagada y locuciones rayanas en la doctrina y la linealidad más plana, hemos decidido terminar esta temporada de masalladeorionradio devolviéndole a este medio a su primordial origen: una radio libre, sin formato, en la que cada participante interprete los personajes que desee sobre un hilo musical que dirija, por una vez, todo su contenido hacia donde tu quieras.

Es difícil encontrar a un artista que deseé homenajear sus admiraciones a través de una versión.

Al versionar se demuestra empatía, humildad y destreza. Un combinado imposible de rechazar si sabes lo que te conviene en este mundo de apariencias. Ahora bien, nadie te puede decir cómo debes “homenajear” a tu músico de referencia, y esta es una decisión importante, que puede marcar el resto de tu trayectoria artística, dado que a la misma distancia puede quedar un elogiado de uno víctima.

Si eres músico y puedes decidir, reflexiona cuanto antes sobre cuánto sobre la famosa frase “Kill Your Idols”. Si, en cambio, sólo eres usuario de música; relájate y disfruta de una hora de versiones, inversiones y perversiones en el Rock.

Listado de canciones:

Todd Rungren´s Utopia: "I Just Wanna Touch You"

Cream y David Bowie: "I Feel Free"

Chicago y Astrud Gilberto: "Beginnings"

Procul Harum y Zucchero: "A Salty Dog"

Fraz Xaver Gruber y Can: "Silent Night"

Metallica y Pat Boone: "Enter Sandman"

Led Zeppelin y Frank Zappa: "Stairway To Heaven"

Es evidente que no todos los músicos son poetas o escritores. Y sabemos de buena tinta lo complejo que resulta encajar una buena letra en una canción. De hecho, el sentido de una letra suele ser una de las preguntas más recurrentes cuando se entrevista a algún artista y, también, uno de los elementos más atractivos a la hora de acercarse a su música.

No obstante, el programa de hoy no se centrará en aquellos letristas crípticos cargados de poesía y profundidad. Más bien, en los otros... esos artistas de éxito cuya parte lírica, en ocasiones, dejaba en evidencia sonrojantes carencias poéticas, evidentes faltas de sensibilidad o, directamente, diarreas mentales inclasificables.

Existen dos formas de homenajear a un artista: el plagio y la versión. Y pese a que las dos acaban por resultar igualmente caras; la opción del cover es infinitamente más noble.

Músicos de rock and roll de los años ´50, como Chuck Berry o Little Richard, han prestado su repertorio a infinidad de músicos que deseaban demostrar, a través de su interpretación, un acercamiento ideológico con un estilo. Otros, como Bob Dylan, casi parecían hacer el boceto para que lo acabaran otros.

Al versionar, el intérprete conecta de forma espontánea con la energía que genera un artista. Si éste es de éxito, algo empuja a creer al público que el homenajeante tiene las miras altas. Cuando no lo es, como por ejemplo hacía Nirvana, puede estar deseando volver a formar parte de una escena underground algo más pura.

En ambos casos, los artistas y el público, se retroalimentan de una fantasía enigmática muy parecida a un guiño o un santo y seña.

Ahora bien, cuando la versión supera al propio original y pasa a formar parte ineludible de su repertorio, se produce el más curioso de los fenómenos en la música; el de la sublimación.

Hoy trataremos 10 versiones a lo largo de la historia que, a nuestro juicio, superar con creces al original.

El actual criterio “comercial” de música se debe a patrones sobreexplotados que, muchas veces, derivan en plagios inconscientes o en rendiciones muy cercanas al homenaje, y la aceptación de estas canciones depende de la cultura del escuchante o la popularidad del artista que las interpreta.

En ocasiones, algunos músicos recurren a piezas clásicas para inspirarse, creyendo que esas obras son ya de domino público; pero el susto llega cuando esas piezas aún conservan derechos de autor o alguna poderosa sociedad de apreciación del original reclama la acreditación del intérprete plagiado.

Hoy en día es más complicado ser un artista vendedor y original, porque el gusto llamado “comercial” permite cada vez menos transgresiones. Además de que el actual sistema de “robotización” de los artistas, a través de los artilugios de la producción, ha llegado a un punto en que los ha dejado reducidos a entelequias. Figuraciones de ciencia ficción, de muy difícil reproducción sobre un escenario, sin el uso de docenas de aparatos que los apoyen para hacerlos creíbles. Lo que convierte en unos corderitos a muchos eminentes plagiadores del siglo XX.

En el programa de hoy volveremos al tema de los plagios con un puñado de avispados ladrones de melodías.

Decía Albert Einstein que “El secreto de la creatividad es saber cómo ocultar tus fuentes“. Y hasta el propio Lennon reconocía que el secreto de los Beatles era deformar tanto una canción de otro hasta que nadie se diera cuenta de donde venía (algo que Harrison olvidó hacer en My Sweet Lord).

Muchos países establecen que tiene que haber una coincidencia entre seis u ocho compases seguidos para haber plagio. La Universidad de Londres llegó incluso a desarrollar un software capaz de analizar cosas como el ritmo, el tono, la cadencia o la melodía para luego compararlas y descubrir los hurtos. No obstante, en España, le ley es más ambigua y abierta a la interpretación: "se prevé que hay plagio cuando un autor se apropia de la esencia de una canción", con lo que, tal vez, ésta máquina no serviría de mucho.

El plagio es un delito y, por lo tanto, está tipificado en el código penal. Y para que el plagiador sea considerado responsable es necesario que haya dolo, es decir, intencionalidad, por lo que la estrategia de muchas defensas consiste precisamente en demostrar que la copia fue inconsciente. Algo que tampoco evitará pagar en concepto de "inspiración".

Hoy día, gracias a internet, el acceso a las canciones es prácticamente ilimitado, lo que hace que las acusaciones de plagio se estén disparando por un problema múltiple que incluye: la falta de conocimientos musicales, el agotamiento de los patrones clásicos como son el blues, el pop o el rock o un ejército de tecnócratas que nada tienen que ver con los músicos; pero que viven muy bien a costa de ellos.

Hoy en mas alla de orion repasaremos algunos de los casos de plagio más bochornosos de la historia.

La ciencia sugiere que las creencias religiosas habrían surgido como una extensión natural de avances evolutivos desarrollados en la cognición social y el comportamiento. Así, con el paso del tiempo, los mismos cambios en el volumen del cerebro que permitieron al ser humano demostrar empatía hacia otros individuos, podrían haber posibilitado también la aparición del sentimiento de relación íntima con entidades sobrenaturales y, en consecuencia, la emergencia de las religiones.

Usar en la misma frase ciencia y religión le ha costado el pellejo a más de un osado, no obstante, si en vez de la palabra ciencia, usamos música; la cosa cambia.

Me gusta pensar que los mismos engranajes que nos han llevado a creer en entidades superiores, también nos han desarrollado la comunicación musical y además de los temas cotidianos, la crítica social o el amor, del mismo modo el ser humano siente la necesidad de expresar a través de la música su propio devocional sobrenatural.

Hoy en Más Allá de Orión repasaremos algunas de las canciones y artistas más comprometidos con sus referentes religiosos. Algunos desde el éxtasis…otros, en cambio, desde la paranoia o la urgencia.

Listado de canciones.

1- Jesus Chris super star –Hossana

2- Bob Dylan –Gotta serve somebody

3- Elecric Prunes –David Axelrod- Keley Elefson

4- George Harrison –My sweet lord

5- Cat Stevens –Yusuf Islam- All is for Allah

6- The Osmonds – Last Days

7- The Byrds –The Christian life (version de the louving brothers, Ira y Charlie Louving)

8- The Doobie Brothers –Jesus is just alright

9- Eric Clapton –Blind Faith- In The Presence of The Lord

10- John Lennon –God-

En la primera parte de "Dioses Negros en Olimpos Blancos", hablamos sobre cinco artistas negros, muy característicos del mundo de la música estadounidense, que se vieron estereotipados o afectados por el imperante racismo de los USA.

En esta segunda parte, repasaremos además, junto a Carmelo Hernández, algunas etiquetas, aún más específicas, de la situación de los músicos negros en un mundo eminentemente blanco. Artistas como Billy Holliday, Sly Stone, Michael Jackson, Marvin Gaye o Gil Scott-Heron.

"Lo cierto es que nunca se ha hecho un esfuerzo real por cambiar los prejuicios racistas imperantes en EEUU" (Ibram Kendi. Director de políticas e Investigación contra el racismo de la American University)

Muchos, al leer la frase, habréis pensado en Obama y, seguramente, estaréis susurrando: "cómo puede ser racista un país que ha tenido un presidente negro"; pero esta reflexión lleva a una nueva fórmula de racismo pues los votantes de Obama pueden seguir teniendo una mala opinión de la comunidad negra y , a su vez, aceptar a gente como él porque les parecen diferentes, reciclados...blancos en el fondo.

Mucho se habla (y se ha hablado) del racismo de EEUU: un país construido sobre principios bíblicos que ha llegado a considerar la esclavitud racial casi una virtud. Y los más críticos han sido casi siempre ellos mismos: en su cine, en su música o en sus documentales; pero la realidad es que, pese a las buenas intenciones de su autocrítica, poco se ha conseguido hasta la fecha.

Hoy repasaremos la vida de cinco músicos negros (Robert Johnson, Jimi Hendrix, Arthur Lee, Miles Davis y Donny Hathaway) cuyas obras son un testimonio fidedigno de esta primera entrega de "Dioses Negros en Olimpos Blancos".

Sorprende comprobar que hace ya 50 años del lanzamiento del fundamental primer disco de los Doors; pero aún sorprende más ver cómo ha cambiado todo desde entonces. Tanto que, en ocasiones, creo que una banda como ellos hoy no interesaría a absolutamente nadie, (también lo creo de otros artistas como Mike Oldfield o Steely Dan), porque algunos músicos son completamente el producto de su generación, y esta, simplemente, no parece necesitar a unos Doors.

The Doors comenzaron su carrera como un grupo de agitación en un entorno social iracundo cuyo principal foco de entretenimiento y expresión era la música. Una época convulsa en la que la protesta y los líderes magnéticos, como Jim Morrison, ofrecían poderosas soflamas, no sólo sociales, sino también vivenciales, sumiendo a su público en potentes delirios no exentos de ciertos fanatismos.

A día de hoy, poco queda que no haya sido engullido ya por el conservadurismo imperante y la egomaníaca industria del disco. Poco queda de su reflexivo mensaje existencialista, transformado ya en un icono melifluo para rebeldes de salón, de su trayectoria con sabor a tragedias griegas o de su legendaria escenografía, más cerca del teatro de la crueldad de Antonin Artraud que de la de un borracho a la deriva; curiosamente, la que se ha prevalecido después de todo.

Esta tarde, en más allá de orión, repasaremos a los Doors en su visión más chamánica y existencialista, desmontaremos algunos mitos en torno a la banda y repasaremos la desastrosa continuación del resto del grupo tras la muerte de Jim Morrison.