La capital finlandesa se asoma a la estrecha franja de mar Báltico que separa el país de Estonia. Helsinki se ha construido sobre una costa rocosa, que se proyecta hacia el sur en decenas de islas. Su trazado en cuadrícula y las distancias reducidas hacen de esta ciudad finlandesa un destino asequible para los amantes del turismo a pie. Entre la Plaza del Mercado (Kauppatori) y el cementerio de Hietaniemi apenas median tres kilómetros, que se hacen muy llevaderos con las pertinentes paradas para saborear el café, que aquí consumen en cantidades industriales. Nuestro paseo sonoro unirá las dos catedrales (luterana y ortodoxa) y varios museos peculiares, entre ellos el Designmuseo –que presenta lo más destacado del diseño nacional– y el Seurasaaren Ulkomuseo, una isla llena de edificios tradicionales traídos desde todos los rincones del país. Guían esta ruta los finlandeses Sami Auvinen, Jukka-Paco Halonen y Nelli Kallinen.