Galicia es una de las comunidades más castigadas por los incendios forestales este año, con 90.000 hectáreas quemadas. Una de las consecuencias graves de los incendios es la escorrentía, la contaminación del agua con las cenizas de la masa forestal quemada, que no sólo afectan al suministro de agua de las casas sino también amenazan ríos y manantiales. Ya se están viendo sus efectos causados por las lluvias, el llamado "chapapote del monte". La peor parte se la lleva la comarca de Valdeorras (Ourense), hablamos con Enrique Álvarez, alcalde de Vilamartín de Valdeorras: "Está siendo horrible, sobre todo, porque nos inutiliza prácticamente todas las captaciones", asegura. El alcalde ha explicado que han pedido ayuda a la Xunta y al Gobierno central, pero "es muy suficiente". Álvarez expone su preocupación en el futuro cercano de la comarca: "Con esa capa fértil que se está marchando a los cauces, no hay manera de que el terreno absorba el agua y en el futuro tendremos sequías". Desde la asociación ADEGA, el educador ambiental, Ramses Pérez, afirma que "prácticamente la totalidad de Vilamartín de Valdeorras ha ardido" y "es una pérdida de suelo irrecuperable", sentencia.
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