Mientras el acero de Eduardo Chillida peina los vientos del Cantábrico, la isla de Santa Clara detiene la furia del océano; es el rompeolas natural de la elegante bahía de La Concha. Cuando el tiempo acompaña sus playas invitan al baño; el paseo que las une –Miraconcha– acoge a cuantos, como nosotros, se limitan a disfrutar de un precioso camino hacia la Donostia de la belle époque. La guía local Ana Intxausti nos acompaña desde la neogótica catedral del Buen Pastor hasta el casino reconvertido en ayuntamiento junto a los jardines de Alderdi Eder. Tras pasear por el Bulevar –en otro tiempo, muralla– nos asomamos a la desembocadura del Urumea, ennoblecido en sus márgenes por tres iconos donostiarras: el hotel María Cristina y el Teatro Victoria Eugenia en la izquierda, y el moderno Kursaal en la derecha. La soprano Arantza Ezenarro nos acerca a estos escenarios de su ciudad –sedes también del Festival Internacional de Cine– y resume algunos de los atractivos musicales de la capital guipuzcoana. Después de deambular por la parte vieja, el cocinero Juan Mari Arzak comparte con nosotros algunos de sus platos favoritos de esta tierra de artistas. Nos acompaña también el periodista de Radio Nacional Íñigo Picabea, que repasa algunos recuerdos de infancia asociados al histórico parque de atracciones del monte Igueldo.