Entramos ya en un punto concreto de la historia: Dios empieza a llamar y obrar a través de figuras históricas. Comienza aquí la historia de Abraham con la aventura de su vocación.  Una vocación, que como todas, inicia con un “salir”, acompañado de una "incertidumbre", que se va clarificando “en el camino” y que llegará a su plenitud en el “sacrificio”.

El problema central que rompe la alianza y por tanto la comunión entre Dios y los hombres es el “olvidar que he sido salvado”. Ahora veremos cómo, en la historia de la torre de Babel, los hombres, después de varias generaciones, se olvidan del rostro de aquel que los ha salvado. La fe no puede ser sólo transmitida por cultura o por tradición. Cuando, con el paso del tiempo, las personas dejan de hacer una experiencia personal de un Dios que los ha salvado y los ha llamado por su “nombre”, buscarán “hacerse un nombre” por sí mismos. Pensarán que ya no necesitan a un Dios y cada uno, empezará a crearse sus “propios dioses”.

La historia de Noé nos introduce en la primera alianza de Dios con el hombre después del pecado. Veremos aquí como el agua y el arca son símbolos del bautismo y de la Iglesia. Con el paso de la muerte a la vida entramos en una nueva relación con nuestro Padre. Aunque el pecado ha herido profundamente al hombre, Dios sale a su encuentro, establece una relación de amor con él, lo salva y le da una nueva identidad. 

Ahora contemplamos el pecado encarnado en las raíces más profundas del corazón humano. Veremos la relación compleja entre el hombre y la tierra, entre el hombre y Dios, y entre dos hermanos que intentan responder a Dios. Caín y Abel, los primeros dos sacerdotes que, ofrecen a Dios su sacrificio. Uno ofrece lo mejor que tiene, el otro ofrece lo que le sobra. Descubrimos los efectos de cultivar rencor en el corazón y la indiferencia que podemos llegar a sentir ante la pregunta: “¿Dónde está tu hermano?”

La muerte es la consecuencia más seria ante el pecado. Esa belleza que nos hacía únicos y particularmente especiales ante Dios, esa unión de cuerpo y alma se separa. El drama de la muerte nos coloca en la ruptura más dolorosa: la ruptura de nuestro ser personas humanas. Veremos como ahora experimentaremos no sólo una muerte física, sino también una muerte espiritual en la que se presentarán dos tentaciones: creer que somos espíritus puros o pensar que somos pura materia. Amabas elecciones nos llevan a la muerte espiritual.

¿Qué consecuencias ha provocado en el corazón del hombre la pérdida de ese estado original? El pecado ha provocado una triple ruptura en las relaciones más importantes del hombre: la relación con Dios, la relación entre nosotros y la relación con la creación. Si el hombre y la mujer en el diseño original eran esencialmente comunión, después del pecado, nuestra naturaleza herida tenderá al individualismo y no a la comunión, al egoísmo y no a la entrega.

El pecado del hombre es un giro importante y triste de nuestra historia. Este pasaje marca profundamente la historia de la Biblia y nuestra historia. Acompañamos en un momento íntimo y doloroso, donde el hombre se enfrenta con la tentación y elige el pecado que rompe la relación con su Creador y produce una vergüenza que nos empuja hacia las sombras del egoísmo y la soledad.

¿Cómo era el hombre antes del pecado? ¿Cómo lo soñó Dios? ¿Cuál era su estado original? Acompáñanos a descubrir la experiencia existencial del hombre en su relación con Dios, con los demás y con el mundo. Dios ha “soplado” su Espíritu sobre él, participa ahora de esa “imagen y semejanza” y por lo tanto hace una experiencia de “autoconocimiento” para responder a una llamada o vocación por medio de una “autodonación” de amor.

El sexto día Dios creó al hombre y vio que era "muy bueno". En este episodio comenzamos la aventura de nuestra existencia, cómo nos soñó y nos creó un Dios que es un Padre amoroso. Nos creó a "imagen y semejanza" para que fuéramos capaces de responder con libertad al amor que nos tiene. Un Dios que quiere entrar en relación con nosotros. Descubriremos aquí tres preguntas fundamentales: ¿quién es Dios? ¿quién es el hombre? y ¿hacia dónde vamos?

 Comenzamos nuestro camino con “el inicio” literal. Nos adentramos a contemplar un libro con un género muy particular. Un libro mítico. Un mito es un modo de narrar verdades tan profundas y existenciales que necesitas recurrir a imágenes para describirlas. Sí, el Génesis nos cuenta las verdades fundamentales de nuestra existencia y busca explicar el inicio de todo. Descubre con nosotros la existencia de un Dios creativo y artista que no escatima en generosidad al crear todo cuanto existe.