La juventud no es un momento de la vida, es un estado mental. Nadie envejece simplemente viviendo varios años; la gente envejece sólo abandonando sus ideales. Preocupación, duda, desconfianza en uno mismo, miedo y desesperación, estos son los largos, largos años que inclinan la cabeza y hacen que el espíritu en crecimiento se convierta en polvo. Eres tan joven como tu fe, tan viejo como tu duda; tan joven como tu esperanza, tan viejo como tu desesperación. Mientras tu corazón reciba mensajes de belleza, alegría, coraje, grandeza y poder de la tierra, del hombre, del infinito, tanto tiempo eres joven. Cuando el corazón se cubre con la nieve del pesimismo y el hielo del cinismo, entonces realmente envejezco, y que tú, Señor, ten piedad de mi alma.