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Hoy vamos a hablar sobre algunos aspectos fundamentales a tener en cuenta para plantearnos cómo hacer bien las cosas y procurarnos posibilidades de llegar a buen puerto como formadores digitales.
Y es que no solamente una buena idea nos va a llevar a conseguir nuestro logro. Hay varios aspectos que cumplir para conseguir emprender de una manera sostenible.
A lo largo de estos cincuenta capítulos anteriores, hemos mencionado herramientas, técnicas e ideas para llevar a cabo un proyecto de educación online.
Y hasta de cómo ser más productivos.
Hoy hablemos de varios aspectos que podemos ampliar en futuras entregas del podcast pero, iniciaremos en este programa.
Tal vez, son de diferente índole a primera vista, pero en conjunto dan forma al profesional que busca lograr su sueño de enseñar a través de Internet.
Empecemos hablando de cómo analizar el mercado. El conjunto de potenciales personas que van a comprar nuestro curso o, a participar en nuestras actividades formativas de alguna manera.
Así pues, debemos de descubrir si nuestra idea puede llegar a tener interés entre el número de personas que existen en Internet.
A priori, todo parece a nuestro favor. Hay muchos usuarios que participan en redes sociales, leen periódicos digitales, blogs y envían y reciben emails.
Y, por supuesto, hay muchos usuarios que tienen inquietudes y por ello quieren aprender sobre una infinidad de cosas.
Pero, ¿están dispuestos a pagarnos de alguna manera por nuestros servicios?
Después de todo, tener una necesidad y estar dispuesto a pagar, a menudo, son dos cosas muy diferentes.
Así que vamos a descubrir cómo podemos analizar si nuestro esfuerzo en construir algo tendrá recompensa económica.
El gigante de Mountain View tiene mucha información y a nosotros nos va a venir de perlas.
Por una parte tenemos al buscador, Google Search, que todos conocemos. En él vamos a analizar los resultados que nos muestra.
Debemos buscar las palabras que tienen vinculación con nuestro servicio formativo y añadirle cierta coletillas como “curso”, “lecciones”, “taller”…
Ejemplos:
“Taller para aprender a tocar la guitarra”
“Lecciones de inglés para hostelería”
“Curso de atención sociosanitaria a personas dependientes”
Conseguiremos dos tipos de resultados:
No tenemos que irnos más allá de las 2 o 3 primeras páginas para ver si hay empresas y profesionales que ofrecen el mismo tipo de formación o similar para darnos cuenta de que hay mercado posible.
Si lo hay para ellos y son grandes, nosotros como peces pequeños, podemos llegar a conseguir los suficientes alumnos para comenzar.
¿Se entiende la idea, verdad?
Google Trends es una herramienta muy interesante que nos puede ayudar a averiguar si hay tendencias de búsqueda en un periodo determinado de año.
Tal vez descubramos que nuestro público potencial se interesa más en nuestra formación en ciertos meses.
Aunque bien conocemos que enero y septiembre son los meses favoritos de muchos para iniciar cualquier tipo de aprendizaje.
Pero, para evitar ser generalistas, también podremos ver si la tendencia a lo largo de los años ha ido incrementándose o decreciendo.
Otro grande nos puede ayudar. Sobre todo la tienda Kindle. La de los ebooks.
Busquemos si nuestro nicho de mercado potencial ya dispone de libros a su alcance y son populares en esta plataforma.
Es decir, que estén clasificados dentro de los más vendidos, o al menos, tengan un buen número de reseñas.
Cierto que es interesante analizar las reseñas de cada uno de los más significativos.
Podríamos descubrir cómo buscar un mejor enfoque a nuestra idea inicial.
Otra fuente muy interesante para conocer si podríamos tener repercusión con nuestra propuesta educativa.
Aquí ya hemos mencionados algunos desde el punto de vista de ofrecer nuestros cursos en esas plataformas.
Hoy veamos a estos lugares como un lugar donde analizar si un curso funciona o no y cuales son las calificaciones que han recibido.
Dadle un vistazo y conocer más de cerca, en el capítulo 17 del podcast, a Udemy, Aprendum y Tutellus
Disponéis de más en Internet para que podáis seguir investigando.
Dicho esto y como conclusión sobre estos tres interesantes indicadores, Google, Amazon y marketplaces de cursos, donde ver signos razonables de demanda de nuestro potencial mercado, podemos decir:
Hoy dejamos aquí nuestro pequeño estudio de mercado. Si os parece bien, podemos dedicarle un capítulo entero.
Tener un mercado potencial es una cosa, pero lo que necesitamos es crear nuestra propia comunidad.
Es decir, un conjunto identificable de personas que realmente hayan mostrado interés en lo que queremos ofrecerles.
Una vez que hayamos atraído a estos usuarios de Internet con contenido de valor, debemos de hacer todo lo posible para convertirlos en un contacto más cercano.
No necesariamente vayan a comprarnos nada ahora mismo, pero tal vez, conseguir su email o teléfono para informarle periódicamente de las novedades que vayamos compartiendo.
Así nos haremos con un lugar de su memoria para un futuro donde pueda dar el paso.
Cuanto más cerca estemos de este contacto, más posibilidades habrá de finalizar una venta.
Dadle un vistazo a estos dos artículos muy interesantes sobre la importancia de crear contenido atrayente y como hacer un buen email marketing.
Podemos crear grupos en redes sociales como Facebook, Linkedin o, inclusive en Telegram como vimos en un anterior capítulo del podcast, donde ir aportando recursos, noticias y lo que consideremos que tenga valor y relevancia para nuestros seguidores.
Y si quereís ver más alternativas de redes sociales verticales y específicas, donde construir una comunidad, dadle un vistazo al capítulo del podcast donde ya se habló de ellas.
Por otra parte, no olvidemos también crear una lista de email con un método sencillo para incorporar a nuevos suscriptores desde nuestra web.
Un nombre y un email nos sirve y basta para contactar con él o ella de manera personalizada.
No busquemos aportar únicamente noticias y ofertas comerciales. Debemos de conectar a nivel psicológico.
Es decir, demostrar que somos profesionales en lo que hacemos, aportamos valor a nuestros alumnos digitales, pero sobre todo, sabemos cuales son sus necesidades y vamos a resolverlas de manera responsable.
Contar una historia que englobe todos estos aspectos y que llegue a conectar emocionalmente es el nombre que recibe el arte del “storytelling”.
Desde luego no es fácil, pero hoy por hoy es lo que más conecta con nuestro público.
Así pues, crear una comunidad y conectar con ella es una labor constante y muy extendida en el tiempo que nos va a beneficiar en algún momento determinado.
Nos aportará valor, ideas y un sitio donde escuchar para mejorar. A parte de ser el lugar donde encontraremos con más facilidad a nuestros alumnos.
Con esto encendemos la mecha para futuros programas donde lo ampliemos con más datos interesantes.
Pasemos ahora a ver otro aspecto muy significativo para todo emprendedor del mundo de la enseñanza digital.
Lo que hemos visto hasta ahora nos ayudará a validar nuestras ideas emprendedoras y a compartirlas con nuestra comunidad, pero ¿qué hay del producto en sí?
Es decir, ¿es necesario implicarse demasiado hasta saber si podrá ser sostenible nuestro proyecto en el tiempo?
Pues si aplicamos la metodología “Lean Startup”, del señor Eric Ries, veremos que tenemos que ser rápidos en crear, analizar y descubrir si lo que estamos haciendo nos llevará a buen puerto o no.
Es una manera muy interesante de evitar invertir tiempo y recursos económicos en un pozo sin fondo.
Así pues, vamos a conocer cómo probar como está el agua del río sin zambullirnos de lleno en ella y con solo mojarnos la punta del pie.
Empecemos por ver cuál sería una posible solución de otras tantas que podríamos aplicar.
Imaginemos que queremos crear una serie de talleres virtuales sobre un curso de maridaje en repostería con queso.
Si queremos ser perfeccionistas y detallar muchos aspectos, vamos a tener que dedicarle horas y recursos tecnológicos para tener una magnífica cámara de gran nitidez, un micro super profesional, un plato mega iluminado y bien decorado.
Al final, tiempo y dinero.
Pero nosotros estamos validando si merecerá la pena la inversión económica en la compra de todos los elementos de producción y, por supuesto, el aprendizaje para dirigir y editar todo el contenido multimedia que generemos.
No hemos empezado a monetizar y ya está saliendo saliendo cantidad ingente de dinero por nuestros bolsillos.
¿Por qué no lo replanteamos todo?
Seamos creativos, busquemos soluciones low cost y enfoquemos todo de una manera más sostenible ahora mismo y en un comienzo.
Para nuestros talleres virtuales del ejemplo, podemos utilizar recursos que ya tengamos a nuestro alcance o con poca inversión.
Podemos utilizar nuestro teléfono móvil para grabar, junto a un micrófono de solapa sencillo, una sala con buena luz natural y un fondo que podemos construir nosotros mismos con una lona decorada o un cartón pluma impreso por poco dinero.
No sería un mal primer paso, ¿verdad?
Me gustaría hacer un paralelismo de todo esto con la gente que comienza a hacer deporte e invierte mucho dinero en marcas y productos semi profesionales.
¿A caso merecerá la pena ese gasto si, al mes, dejamos de ir al gimnasio o a correr, por ejemplo?
Primero descubramos si las cosas funcionan como nosotros planteamos en nuestras cabezas y luego hagamos todo de la mejor manera posible.
Y con esto acabamos por hoy. ¿Os gustaría que habláramos más extendidamente de algún punto mencionado?
Estáis invitados a dejar vuestras opiniones, casos personales, dudas e invitaciones a un café 😉
El tema de hoy está centrado en ser mejores formadores digitales a través de la productividad. Veremos cómo podemos aplicar una regla que nos permita focalizarnos en lo que más beneficio nos retorna.
Beneficio no solamente económico. Si no, también, en distribuir eficientemente la energía que invertimos en captar clientes, desarrollar contenidos o resolver dudas de nuestros alumnos.
Además, veremos unas pautas para crear, de manera eficiente, los productos formativos que les ofrezcamos a nuestros alumnos virtuales.
Y como no hay que reinventar la rueda para conseguirlo, pero si hay que mirar por el retrovisor de la historia, vamos a empezar por el comienzo, al más puro estilo “Érase una vez”.
Pues bién, érase una vez un reconocido ingeniero, economista y sociólogo italiano nacido en Francia.
Vilfredo Federico Damaso Pareto, el nombre de nuestro protagonista, tuvo una trayectoria profesional vinculada con la industrialización, la economía y con la docencia durante toda su vida.
A comienzos del siglo XX analizó que en la sociedad había dos grupos:
Pareto realizó un estudio sobre la propiedad de la tierra en Italia y descubrió que:
Y no quedó en un dato simbólico sobre su estudio, si no que siguió aplicándolo a otro ámbito totalmente diferente, la productividad agrícola de su jardín.
Descubriendo que el 80% de los guisantes eran producidos por el 20% de las vainas.
Tal vez estoy podría haber quedado en una anécdota si años más tarde, Joseph Juran, un ingeniero estadounidense no lo hubiera introducido y aplicado en el desarrollo empresarial.
Nuestro nuevo protagonista en esta historia sobre la productividad, viajó a Japón para ayudar a empresas a reducir el número de productos defectuosos en las cadenas de fabricación.
Previamente y aplicando el principio de Pareto descubrió que: El 80% de los productos defectuosos se deben únicamente al 20% de las causas que lo originan.
Si nos enfocamos en buscar ese 20% de las causas, el problema será resuelto en dicha proporción. Consiguiendo un resultado en gran medida.
Así que, empresas como Toyota, se convirtieron en gigantes internacionales gracias a mejorar la calidad de su producción.
A partir de ese momento, viendo su gran potencial, este principio sentó las bases para:
Si lo vemos desde una perspectiva general en nuestras vidas, realicémonos un par de preguntas muy sencillas.
Tendríamos que incluir aspectos sobre nuestras relaciones sociales, hábitos cotidianos o, inclusive, de nuestra alimentación para poder plantearnos soluciones que nos ayuden a lograr nuestras metas.
Así que tengamos en mente, también, que el 20% de nuestro tiempo produce el 80% de los resultados.
Para resolver este planteamiento, cambiemos la perspectiva y establezcamos qué:
Por lo que podemos plantearnos quedar con únicamente los clientes y productos o servicios que nos den los mejores resultados, deshagamonos del resto y logremos así obtener un 80% de nuestro tiempo para dedicarlo a mejorar lo que funciona realmente.
Este principio no es perfecto en el total de los casos en lo que podríamos aplicarlo, pero si sirve para tomarlo como una referencia de base.
Si analizamos algunos de ellos, su aplicabilidad en aspectos particulares de nuestro día a día, tal vez, descubramos otras relaciones como 85/15, 90/10 o, inclusive, 95/5.
En otras palabras, los números concretos no son el elemento más importante a considerar, sino la noción de que los esfuerzos no están en equilibrio
Por lo que podemos concretar que un porcentaje menor del esfuerzo produce muy buenos resultados y el resto del esfuerzo produce resultados más pobres.
En el campo de la informática, el principio de Pareto puede facilitar los esfuerzos de optimización.
Por ejemplo, Microsoft ha notado que al centrarse en el 20% de los errores, aquellos más comúnmente notificados por los usuarios, consiguen que el 80% de los fallos de sus sistema puedan ser eliminados.
En el campo de la salud y la seguridad, podemos usar el principio de Pareto para priorizar los riesgos.
Si suponemos que el 20% de los riesgos puede conducir al 80% de los accidentes y lesiones, podemos concentrarnos en la eliminación de esos riesgos.
Pues bien, la idea de crear un capítulo del podcast que hable de todo ello es enfocarlo técnicamente a la productividad que desarrollemos diariamente.
Y no hay nada mejor para ello que dejar todo bien organizado con anterioridad.
Si, hablamos de agendar las tareas pendientes, las reuniones y las nuevas ideas a desarrollar en un futuro.
Para ello comencemos por priorizar, es decir, separar lo urgente de lo importante.
Por ejemplo, organizar todas las llamadas de teléfono juntas en un único horario. Reducimos los tiempos perdidos y nos concentramos en un única actividad.
Lo mismo podríamos pensar para el caso de atender mensajes de email.
El buscar el momento o la frecuencia con que revisamos nuestra bandeja de entrada es decisión nuestra, pero atenderlos de la manera menos disruptiva para nuestra jornada de trabajo será la clave.
Y bien, ahora ha llegado el momento de optimizar y depurar nuestra agenda.
Analicemos cuáles de las tareas a realizar son las más importantes para alcanzar los objetivos de la semana, del mes o del trimestre.
Por lo que aplicando la regla del 80/20 debemos de establecer:
No sólo nos quedamos con la productividad, si no también con la calidad y eficiencia del producto que desarrollamos para formar a personas.
Vamos a plantear un caso práctico para el momento de diseñar un programa de aprendizaje orientado a alumnos de empresa.
Basemonos en el principio de Pareto y establezcamos estas tres reglas generales:
Ahora vamos a aplicarlo a un ejemplo donde enseñamos un idioma a un estudiante extranjero.
Imaginemos que enseñamos inglés y aplicamos lo antes aprendido de nuestro amigo Pareto.
El vocabulario inglés básico cuenta con más de 250 mil palabras, pero para entender un periódico se necesitan unas 5 mil. Inclusive menos para una conversación sencilla.
Enseñar esas 250 mil palabras llevaría mucho tiempo. Las palabras de aprendizaje que rara vez se usan ofrecen menor beneficio general.
Por lo tanto, en su lugar, podemos crear lecciones para cubrir entre 3 mil y 5 mil palabras.
Ahora bien, ¿necesitamos enseñarle al estudiante cómo evolucionó el idioma, el origen de las palabras o los diferentes dialectos?
Pues no, ¿verdad?
Aunque interesante, estos temas no son necesarios. Por lo tanto, concentrémonos en la meta: Aprender a leer y conversar en inglés. Por lo que dejemos la historia para más adelante.
Otro aspecto es, si se podría enseñar el vocabulario y la gramática únicamente memorizando un documento digital durante muchas horas de atención.
Claramente no es una estrategia muy útil.
Podemos estructurar clases de 20 minutos de vocabulario, ortografía y gramática y 40 minutos enfocados en una conversación real, donde el alumno aplica el vocabulario y no solo memoriza palabras.
Finalmente, no necesitamos estar personalmente frente al alumno, pero su aplicabilidad si necesita que haya sincronicidad en algún momento para favorecer el aprendizaje.
Podemos utilizar herramientas tipo Skype o Google Hangouts para ayudarnos.
Con todo ello conseguiremos optimizar el aprendizaje del alumno y conseguir un plan formativo eficiente.
Y con esto acabamos por hoy. ¿Os gustaría que habláramos más extendidamente de algún punto mencionado?
Estáis invitados a dejar vuestras opiniones, casos personales, dudas e invitaciones a un café 😉
Hoy vamos a descubrir una nueva plataforma donde poder ganarnos la vida como creadores de contenido educativo gracias a microdonaciones recurrentes.
A lo largo de todos los capítulos del podcast hemos visto diferentes maneras de monetizar nuestro contenido.
Ya sea desarrollando un curso y publicandolo en una plataforma de terceros o, como vimos en el anterior programa, ofreciéndolo a nuestros patrocinadores en Youtube.
Pues bien, hoy vamos a ver otro lugar donde ofrecer una formación informal, en pequeñas dosis periódicas para los mecenas y a través de contenido multimedia.
Es decir, vamos a descubrir cómo ofrecer píldoras formativas o microlearning, como prefiráis llamarlo, a un público que recurrentemente aporte un pequeño pago.
Si queréis saber más sobre qué es el microaprendizaje, dadle un vistazo al capítulo donde hablamos de ello.
Así que, empecemos por conocer más de cerca esta plataforma, llamada Patreon, y cómo podemos utilizarla.
Es un espacio en donde artistas y creadores pueden ganarse la vida con su trabajo.
Para ello, sus seguidores o fans para los perfiles más artistas, apoyan económicamente a los profesionales patrocinándolos recurrentemente.
Originalmente, está pensado para creadores de habla inglesa, pero su funcionamiento es bastante sencillo.
Y aunque la interfaz del sitio esté en inglés, los contenidos no tienen porqué estarlo, salvo que un día planteemos ampliar nuestro espectro de público y nos lancemos a traducirlo al mercado anglosajón.
Patreon es una plataforma de crowdfunding, pero a diferencia de las tradicionales como KickStarter o Verkami (de origen español), no hay un proyecto puntual, si no que se repite periódicamente.
Es decir, podemos publicar novedades cada ciertos días o semanas, con la intención de compartir nuevo contenido de valor a nuestros seguidores que mensualmente realizan una aportación económica.
De esta manera, podemos plantear una estrategia donde ofrecer contenido premium a usuarios que, por una cantidad pequeña de dinero, accedan a él.
Una de las cuestiones que queremos lograr con Patreon es la recurrencia de ingresos económicos mensuales.
Por lo que no se trata de donaciones puntuales, ya que al próximo mes el usuario dejaría de ver todo lo nuevo que publiquemos.
Hasta su propio cofundador, Jack Conte, es un creador de contenido multimedia. Aunque su perfil está enfocado a la música.
Aun con ello, cuenta con un perfil en Patreon donde tiene unos 1.000 “patrons”. El nombre que reciben los patrocinadores aquí.
El principio es muy sencillo, como hemos visto. Alguien aporta periódicamente un valor que interesa a una comunidad y esta aporta un pago recurrentemente para seguir recibiendolo.
Está claro que hay que canalizar nuestros esfuerzos en derivar a nuestro público hacia Patreon.
Por lo que no esperemos conseguir seguidores de pago solamente con estar visibles en la plataforma.
Recordemos que donde más se busca en Internet es en Google y luego en Youtube.
Por lo que será más fácil que nos localicen buscando por ahí que en Patreon.
Así que, importante será el contar, al menos, con una plataforma de blogging y unos canales sociales para darnos a conocer y aprovecharnos del potencial de Patreon para hacer la gestión de nuestros seguidores premium.
Podéis darle un vistazo a este capítulo donde explicamos cómo podéis crear y alojar vuestra propia web creada con WordPress.
Y también cómo localizar potenciales alumnos en redes sociales.
Dicho todo esto y aclarados los términos base, pasemos a ver como cómo podemos comenzar nuestra andadura en Patreon.
Es decir, podemos crear niveles con diferentes importes económicos e inclusive restringirlos a un número máximo de patrocinadores.
Esto último es interesante por razones de escalabilidad.
Vamos a ver un ejemplo hipotético de cómo podríamos plantearlo:
Está claro que es un ejemplo sencillo de lo que podríamos básicamente ofrecer a nuestros “patrons”.
Si nos fijamos, el hecho de ofrecer dos horas de mentoría a cada alumno del nivel oro, nos limita el tiempo disponible.
Por eso es tan importante fijar el número de patrocinadores en cada nivel. Así no estrangularemos nuestra disponibilidad futura.
Importante, también, es mencionar que los contenidos premium se pueden publicar dentro de Patreon y evitar utilizar una segunda plataforma para tal cometido.
Como comentábamos antes, Patreon está orientada al mercado estadounidense, por lo que los pagos se realizan en dólares.
Así que nuestras recompensas tendrán que estar publicadas bajo esta divisa. Afortunadamente y hoy en día, hay una relativo emparejamiento con el Euro.
Por lo que podemos ajustar el importe en dólares para que no tengamos sorpresas al convertir la divisa a la nuestra, en caso de fluctuaciones del mercado.
Por la parte de las comisiones, Patreon gestiona tres tipos de tarifas:
Dadle un vistazo a las tarifas de Patreon. Puede que cuando escuchéis este capítulo hayan cambiado porque tenemos constancia de que quieren hacerlo.
Una de las categorías de esta plataforma es la de educación. “Causante” de que viéramos en Patreon un lugar interesante donde poder enfocar nuestra estrategia como formadores virtuales.
En ella podemos encontrar algunos buenos ejemplos de formadores que crean contenidos de aprendizaje para su patrocinadores.
Y vamos a ver un par de ejemplos de lo que podríamos llegar a conseguir.
No obstante, hay que analizar siempre nuestra condición particular. Es decir, la manera en que aportamos contenido de calidad, la periodicidad y como de generalista o específico sea de lo que impartamos.
Con más de 3.500 “patrons”, este profesor de música enseña a su incondicionales a tocar el instrumento.
Cuenta con 4 niveles de recompensas o de suscripción.
En ellos, podemos encontrar que, por un 1 $ / mes, los mecenas pueden acceder a sus vídeos exclusivos, hojas de acordes y consultar sus dudas por mensaje.
Y en niveles superiores podemos acceder a cursos completos y muchos recursos interesantes para los estudiantes de guitarra.
Además, tiene varias metas económicas que ya ha ido alcanzando con las que consigue una remuneración mínima mensual para lograr rentabilizar inversiones en crear contenido de mejor calidad.
Acceso al canal de Rob Swift en Patreon
MCrider es el canal de Kevin Morris en Patreon donde nos prepara para disfrutar de un viaje en moto de la manera más segura.
Cuenta con más de 2.300 “patrons” que disponen de diferentes niveles de suscripción para acceder a más contenidos premium.
Desde 3 $ / mes podemos conseguir aprender de sus vídeos de formación en la materia, participar en la comunidad privada y de su aplicación oficial para móviles.
En el nivel más completo, de 50 $ / mes, disponemos de una atención más personal donde resolver nuestras dudas directas. Además de contenido de más calidad y algunos beneficios adicionales.
A diferencia del caso anterior, enseñando a tocar la guitarra, este canal persigue generar una comunidad comprometida con la seguridad vial.
Por lo que no hay tantas publicaciones premium dentro de Patreon, pero sí que hay mucho valor dentro de la propia app para móviles que se consigue convirtiéndose en patrocinador.
Es decir, estamos ante un caso donde el plato fuerte no es lo que se publica en la plataforma, si no fuera de ella, en la app, y desde Patreon se gestionan a los alumnos.
Acceso al canal de MCrider en Patreon
Y con esto acabamos por hoy. ¿Os gustaría que habláramos más extendidamente de algún punto mencionado?
Estáis invitados a dejar vuestras opiniones, casos personales, dudas e invitaciones a un café 😉
El tema de hoy trata de cómo podemos monetizar nuestro contenido premium a través de Youtube, gracias a nuevo botón de “patrocinar” que tenemos a nuestra disposición.
Como bien sabéis podemos utilizar muchos recursos y herramientas en Internet que nos ofrecen soluciones alternativas a crear un campus virtual con un LMS como Chamilo o Moodle.
No, no nos referimos con esto a qué deberíamos olvidarnos de estas plataformas para formar a nuestros alumnos.
Pero si queremos decir que hay que ampliar nuestra perspectiva para ofrecer un factor diferenciador por facilitar el acceso a nuestros estudiantes y ponérselo en bandeja.
Y a esto nos referimos con que hay que ponerse en los zapatos, simbólicamente hablando, de nuestro cliente y pensar en qué será más cómodo para él o ella.
¿Es más fácil convencer a alguien de que utilice herramientas educativas estandarizadas o estar en el mismo lugar donde disfruta de su tiempo libre en Internet?
Pues la respuesta más rápida es aprovecharnos de un entorno cómodo para el alumno y de la motivación que tienen en esos ámbitos.
Anteriormente en SoyProfesorOnline.com hemos publicado artículos y podcast que hablamos sobre los beneficios del aprendizaje informal y a utilizar el social learning para plantear nuestra estrategia desde un punto diferente al tradicional.
Y al hilo de todo ello, hoy vamos a ver porque Youtube podría ser un buen lugar para conseguir nuevos alumnos y a la par monetizar contenidos premium o de pago.
No vamos a hacer un capítulo especial sobre cómo conseguir ingresos mediante el modelo publicitario, ya que no tiene mucho sentido en la mayoría de casos.
Lo tendría si generáramos contenidos virales o para un amplio público y diverso.
Pero cuanto más concreto es el asunto que tratamos o más pequeño sea el grupo de personas al que nos dirigimos, más difícil es ganarnos el pan mediante anuncios de Youtube.
Hoy nos centraremos en el nuevo botón de “Patrocinar” que Youtube nos ofrece a los creadores de contenido.
Pues bien, todo comenzó en “Youtube Gaming”, una plataforma hermana dentro del ecosistema de Youtube donde los contenidos en vídeo están relacionados al mundo de los “gammers”.
Básicamente, jugadores que muestran a sus seguidores como superar niveles de videojuegos.
Youtube probó en este entorno la efectividad para conocer qué un público estaría interesado en pagar una cuantía recurrente mensual a cambio de ciertos beneficios.
Beneficios como los de tener acceso a contenido de mayor calidad y de poder charlar directamente con su creador.
Si nos fijamos en esto, tiene gran equivalencia a un membership site de contenido.
Donde un alumno nos paga una cantidad fija todos los meses por conseguir algo con mayor valor que no podría encontrar gratuitamente.
Dadle un vistazo al capítulo del podcast donde hablamos sobre cómo construir un membership site de contenido para alumnos
Entonces, haciendo un paralelismo com un membership site y Youtube, podemos ver qué:
¿Esto queda claro, verdad?
A comienzos de este 2018, Youtube comenzó a extenderlo progresivamente en varios países y ha ido ofreciendo a los Youtubers con más seguidores para continuar probando su efectividad.
El botón de patrocinio de Youtube se encuentra en cada vídeo público y en la página del canal de cualquier Youtuber que haya decidido que puede ofrecer unos beneficios a sus seguidores incondicionales.
Un ejemplo interesante podemos verlo en el canal de “Wintergatan” donde aprender a como hacer un instrumento utilizando madera y bolas de acero para conseguir un resultado impresionante como descubrimos en sus vídeos.
[su_youtube url=”https://www.youtube.com/watch?v=IvUU8joBb1Q?rel=0&controls=0&showinfo=0″]
Como acabamos de hablar, esta nueva herramienta está siendo habilitada paulatinamente y nos consta que a estas alturas es muy posible que cualquier Youtuber de España pueda disponer de él.
Para activarlo necesitamos cumplir un requisito importante, tener 1.000 seguidores, al menos.
Esto es comprensible, dado el ratio de conversión a suscriptores de pago.
Esto quiere decir que cuanto mayor sea el número de suscriptores a un canal, más opciones hay de conseguir un nuevo abonado premium.
Entendemos que hoy por hoy es limitativo, pero con el paso del tiempo esperamos que vaya descendiendo este límite como sucedió en su momento con el plan de monetización por anuncios.
Hay una alternativa que, tal vez, aún nos podría funcionar si llevamos algún tiempo publicando en Youtube, aun no teniendo los 1.000 seguidores.
Se trata de una solicitud al plan beta de patrocinios donde, simplemente, hay que indicar la URL de nuestro canal para que nos incluyan en el programa.
Como bien indica, es un plan bastante limitado, pero que podría ayudarnos a conseguirlo.
Aquí tenéis el enlace para solicitarlo
Y para los que ya disponéis del mínimo de seguidores, debéis de ir a “Creator Studio” y a la opción “Estado y funciones” dentro de “Canal”.
Enlace directo a la pantalla concreta
Aquí nos encontraremos con varias funcionalidades donde la última, por el momento, es la de Patrocinios.
Si Youtube nos considera aptos, no mostrará el botón de “Activar” para empezar a configurarlo.
Hoy no vamos a entrar a ver paso a paso cómo se realizaría todo el proceso, pero si nos vamos a centrar en conocer qué virtudes nos aporta para nuestros futuros alumnos.
Tenemos una cierta limitación en este aspecto, ya que Youtube lo ha preestablecido en 4.99 € al mes para España.
Puede ser insuficiente viéndolo desde el punto de vista individual, pero aquí jugamos con los miles de alumnos potenciales afines a nuestra temática.
Podemos analizar de manera muy entrecomillada nuestros beneficios si nos basamos en el factor de conversión medio de ecommerce en España es del 1%.
Donde quiere decirse que 1 persona de cada 100 realiza una compra en una tienda virtual.
Si lo aplicamos a nuestro seguidores gratuitos y hacemos las cuentas sencillas, veríamos que para los 1.000 seguidores mínimos para activar hoy por hoy el botón de patrocinio, obtendremos a 10 miembros premium.
Y convertidos a Euros, 49.99 € al mes.
Está claro que no es mucho, pero nuestra intención no es quedarnos con esos números, si no ir progresivamente aumentándolo con el paso del tiempo.
Al igual que en cualquier otro tipo de negocio que sea escalable.
Estaba claro que la idea de Youtube está pensada para generar beneficios para ambas partes.
Pues bien, nosotros nos llevamos el 70% del importe neto de cada pago de un suscriptor
Es decir:
Todos los costes de los pagos recurrentes de los patrocinadores, realizados por tarjetas bancarias, están incluidos en ese 30% que se queda Youtube.
Por lo que si aplicamos el 1% que antes comentábamos del ratio de conversión en España, necesitaríamos para obtener unos 1.000 euros mensuales netos:
Las cifras son un tanto altas y parecen dignas de un Youtuber consolidado que se dirige a un público amplio.
Así que si nuestro sector formativo es muy específico, consideremos que va a ser más difícil que si enseñamos, por ejemplo, técnicas de nutrición y vida saludable.
Un tema en auge actualmente.
Está claro que el formato es el vídeo, pero tenemos que plantear lo que se llevarán, a cambio, los usuarios de Youtube que nos patrocinen cada mes.
Por naturaleza de esta red social, los suscriptores cuentan con algunos beneficios que no son realmente importantes salvo que seamos unos veinteañeros.
Tener una insignia exclusiva y un “Emoji” personalizado para diferenciarnos del resto de participantes, no es gran cosa, pero es algo nativo en el plan de patrocinio de Youtube.
Ahora bien, nadie nos quita el ofrecer más valor a nuestros alumnos patrocinadores
Imaginemos que vamos a organizar una serie de talleres semanales o charlas premium programadas.
Podría ser un perfecto lugar para utilizar el video streaming y generar más proximidad con los espectadores que pueden participar en el chat privado asociado al evento.
Inclusive, es útil para responder dudas de los alumnos como si fuera una tutoría grupal.
Al margen de todo el contenido gratuito que generemos, nuestras mejores clases, ya sean por extensión de tiempo, por detalle en las explicaciones o los recursos que aportemos, podrían estar recogidas en vídeos solo para patrocinadores.
Pensemos en un canal donde nos enseñan cuestiones para cuidar y reparar guitarras españolas.
Si el contenido es interesante, ameno y nos ofrecen aprender a construir nuestra propia guitarra visualizando vídeos por 4.99€ al mes, ¿nos podríamos ver interesados, verdad?
Pues bien, sería una manera de obtener conocimientos exclusivos de un maestro luthier.
Nadie nos impide que, al margen de lo que le ofrezcamos al patrocinador dentro de Youtube, no podemos darle más valor.
Por ejemplo, una idea es el acceso a un grupo privado en Facebook, Telegram o Discord. Donde puedan formar parte de una comunidad activa de alumnos.
Otra posibilidad es la de darles acceso a recursos descargables enlazados desde los propios vídeos exclusivos.
Siempre recordemos que las publicaciones en Youtube deben de ser en formato vídeo, pero podemos utilizar las notas para indicar todos los enlaces que necesitemos a otros lugares de Internet.
Por lo que, en resumidas cuentas, tenemos un espacio cerrado para miembros que están pagando una cuota mensual recurrente de 4.99€ a los que podemos ofrecer tanto valor formativo como consideremos.
Si los números económicos llegan a parecer escasos, siempre podríamos crear un segundo nivel de membresía en nuestro entorno privado, como nuestro sitio web, en donde ofrecer con un importe superior, más valor por el precio que estimemos.
Dadle un vistazo al capítulo donde se habló de la creación de un membership site para formación.
De esta manera recolectaríamos muchos seguidores gracias a estar en Youtube, conseguiríamos validar nuestra idea con el modelo de patrocinio y posteriormente, construir nuestro entorno dentro de las paredes de nuestro sitio web.
¿No es una mala solución, verdad?
Así que, podéis empezar a ver qué youtubers tienen activo el botón patrocinar y ver que ofrecen a sus seguidores premium.
Continuaremos hablando de todo ello en futuros programas del podcast.
Y con esto acabamos por hoy. ¿Os gustaría que habláramos más extendidamente de algún punto mencionado?
Estáis invitados a dejar vuestras opiniones, casos personales, dudas e invitaciones a un café 😉
Hoy vamos a darle una vuelta de tuerca a la idea de utilizar una red social como Facebook de plataforma donde formar a nuestros estudiantes online.
No hay ninguna duda de que Facebook es una impresionante plataforma social, pero ¿podríamos considerarla lo suficientemente flexible para nuestro propósito?
Así que, en este programa, descubriremos 4 pros y 4 contras del uso de Facebook para elearning y veremos con 9 consejos prácticos cómo aprovecharnos de su potencial.
Dadle un vistazo al anterior capítulo del podcast donde ya vimos algunas de las características del social learning, sus aplicabilidades y donde ya mencionamos la red social de Mark Zukerberg que hoy vamos a tratar en detalle.
Como bien conocéis, Facebook es un sitio de redes sociales cada vez más popular que nos ayuda a mantenernos en contacto con nuestros amigos y familiares. A la par de mantenernos al día con noticias y eventos.
Y aunque no se ideó como una herramienta educativa, la creación de grupos de formación, el intercambio de contenidos de aprendizaje y la participación en debates online relacionados, podría validarnos la idea de por qué aprovecharla.
La naturaleza de esta red social facilita la formación online, ya que hace que sea particularmente fácil para los estudiantes no solo conectarse y establecer relaciones con sus compañeros virtuales, sino también intercambiar conocimientos y habilidades.
Ahora vamos a ver las dos caras de la moneda. Como esta plataforma nos beneficia, pero también hay que considerar algunos factores con cierto riesgo para nuestras intenciones.
El primer turno para conocer el potencial que podemos aprovechar. Sin duda el detonante de la propuesta que hoy os contamos.
Facebook es una herramienta con la que casi todos estamos familiarizados.
Se puede acceder fácilmente en cualquier momento y en cualquier lugar. Tan simple como hacerlo desde un smartphone.
Si asumimos que la mayoría de nuestros alumnos ya están usando Facebook, construir un pequeño campus virtual con recursos de aprendizaje se vuelve particularmente fácil y eficiente sin tener que buscar otra plataforma virtual.
Existe una variedad de formas de utilizar Facebook para el aprendizaje social, porque por su naturaleza fomenta la comunicación abierta, el intercambio de información y la creación de redes de personas.
Al utilizar Facebook como una plataforma de aprendizaje online, les permitimos a nuestros alumnos debatir ideas, hacer preguntas, compartir experiencias y descubrir nueva información.
Dado que la interacción social impacta positivamente en la forma en que las personas aprenden y trabajan, Facebook es una plataforma ideal para impulsar la colaboración y el aprendizaje activo.
Debido a que Facebook es tan popular y cómodo de usar, facilita a los alumnos más difíciles de motivar a participar en las actividades.
Las plataformas de aprendizaje social fomentan la participación en debates online hasta a los estudiantes más pasivos que realizan sus preguntas, comentarios o sugerencias.
Facebook es una de las formas más rentable para compartir contenido de elearning.
Imaginémoslo como un sistema de gestión de aprendizaje con estructura y navegación predefinidas.
Lo único que debemos hacer es decidir cómo deseamos organizar y distribuir nuestro curso online.
Es importante conocerlos y procurar salvarlos para que no sean los responsables de no haber intentando un plan formativo bajo el paraguas de la red social.
Seguramente que en más de una alguna ocasión hemos entrado a “sólo comprobar rápidamente algo” y, antes de que nos demos cuenta, ya hemos pasado una hora viendo imágenes, vídeos y otras publicaciones.
Facebook potencia a uno de nuestros peores enemigos: la dilación del alumno.
Es la tentación para nuestros alumnos, por lo que hace que el proceso de aprendizaje sea menos eficaz en comparación con un ambiente más estructurado y formal que, probablemente, propicia una mejor retención del conocimiento.
La diferencia entre un LMS y Facebook es que este último abre la posibilidad de fraudes.
Hay casos en que los usuarios de esta red social han caído presa de las estafas online, engañados por otros. Lo que acaba convirtiéndose en robo de información o de identidad.
Obviamente, no queremos que nuestros alumnos sean víctimas de fraude dentro de nuestro entorno de elearning.
Un posible solución podría ser la de educarlos para detectar estos engaños y evitarlos antes de que ocurran.
El intercambio espontáneo entre los alumnos hace que sea difícil determinar, no solo el tipo exacto de información que les llega, sino también el que esté en sintonía con el resto de contenidos y los objetivos del curso.
Sin duda, se supone que el conocimiento es lo más amplio posible.
Sin embargo, la naturaleza abierta de Facebook, a veces, puede llevar a los estudiantes a la confusión debido a la falta de una estructura específica en la presentación de los contenidos.
Revisar cómo van las cosas durante la realización de un curso es fundamental para evaluar si vamos por el buen camino o es necesario cambiar algo.
Y a diferencia de muchos LMS, Facebook no puede proporcionarnos información sobre el progreso, ni sobre la ruta de aprendizaje de los alumnos.
Esto es una limitación importante ya que hace más difícil para nosotros sacar conclusiones sobre la efectividad de lo que hacemos.
A pesar de las desventajas, hay una variedad de maneras de incorporar Facebook en nuestra estrategia virtual y mejorar así la experiencia de los alumnos online.
A continuación veamos nueve consejos útiles a seguir:
Nuestros alumnos, siendo humanos, son criaturas sociales.
Ya sea que utilicemos Facebook como plataforma para enseñar o no, debemos admitir que el éxito colosal de las redes sociales en general muestra una vez más que las personas disfrutan interactuando entre sí.
Crear una comunidad sólida entre nuestra audiencia abre una amplia gama de oportunidades para la participación del alumno.
Los grupos de Facebook se pueden utilizar para iniciar debates, compartir comentarios sobre ideas o tareas, e incluso para trabajar colaborativamente en un proyecto.
Es fundamental promover la colaboración y el intercambio de información, a la par de motivar a los alumnos a ayudar a los demás.
Así que es vital demostrarles que tienen mucho que aprender no solo de nosotros y del curso, sino también los unos de los otros.
Facebook nos da la opción de utilizar su sistema de mensajería para mantenernos en contacto con alumnos y otros profesionales del elearning
Así que, sirve como una gran herramienta de soporte. Si nuestros alumnos tienen preguntas, pueden comprobar si estamos conectados y trasladárnoslas de inmediato.
En lugar de esperar una respuesta por correo electrónico, pueden obtenerlas en cuestión de minutos y permitirles continuar con el resto del curso.
Facebook reveló que las publicaciones cortas consiguen más “me gusta”, comentarios y son más compartidas que las más extensas.
Teniendo en cuenta también que el tiempo de atención promedio del alumno es generalmente corto, podemos utilizar la estrategia de “pequeñas dosis” en nuestras publicaciones.
Así le haremos más fácil al alumno prestar atención y conservar lo que aprenda.
Pero pensemos que no solamente tiene que ser corto y fácil de digerir, también debemos de compartir contenido interesante y significativo.
Para los estudiantes interesados en un tema, así como para aquellos que pueden estar luchando por comprender los conceptos clave, podemos publicar recursos dentro de un grupo cerrado.
Recursos como vídeos, infografías o artículos de valor para ellos.
En lugar de utilizar sitios de investigación tradicionales, como Wikipedia, podemos pedirles a los alumnos que investiguen un tema exclusivamente en Facebook.
Pueden hacerlo contactando con profesionales del campo o buscando grupos de Facebook que puedan tener más información.
Esto no solo amplía su comprensión del tema en sí, sino que también les permite desarrollar sus habilidades de investigación y tecnología.
Identificar puntos débiles en nuestro curso y medir la satisfacción de los estudiantes es fácil con las encuestas de Facebook.
Podemos crear una encuesta desarrollando una lista de preguntas simples que publiquemos en nuestro muro o en un grupo privado y pedirles a nuestra comunidad que den su opinión.
La cual puede usarse para mejorar la experiencia de aprendizaje e identificar cómo podemos hacer que el curso sea aún más efectivo para el futuro.
Hay una variedad de maneras para notificar a nuestra audiencia los próximos eventos que organicemos.
Podemos publicar recordatorios de fechas relevantes o utilizar los propios eventos de Facebook para informar de, por ejemplo, clases en vivo en las que pueden participar los propios alumnos.
Esto motiva a los estudiantes para mantenerlos enfocados en las actividades del curso y así completarlo con éxito.
Es obvio que las fotos y los videos son compartidos y gustan mucho más que el texto. Lo que significa que las personas se sienten más atraídas por el contenido visual.
Las imágenes, animaciones, gráficos y videos escogidos con cuidado captan la atención e impulsan su compromiso, ya que hacen que sea más fácil para ellos enfocarse en la actividad.
Aun con ello, debemos equilibrar la cantidad de contenido visual y de texto para evitar saturar a los alumnos.
Y así es como nosotros vemos el uso de Facebook. Un lugar al que millones de usuarios acceden todos los días y al ser fácil de usar, lo que lo convierte en la herramienta con potencial para los formadores virtuales. Por lo que os animamos a validar vuestras ideas educativas en esta plataforma social.
Y con esto acabamos por hoy. ¿Os gustaría que habláramos más extendidamente de algún punto mencionado?
Estáis invitados a dejar vuestras opiniones, casos personales, dudas e invitaciones a un café 😉
El tema de hoy está centrado en el entorno profesional y en el perfil de alumnos de empresa. Vamos a conocer una nueva metodología para formar a equipos de trabajo de una manera en la que cada uno de los estudiantes aprenden colaborativamente gracias a “social learning” o “aprendizaje social”.
En pocas palabras, el aprendizaje social es aprender con y de los demás.
Una de sus virtudes es que no está regulado o encasillado en ninguna metodología en concreto.
Podemos utilizar los medios y las fórmulas que precisemos, siempre que estemos atendido a su principio; El aprender colaborativamente con el resto.
Nosotros vamos hoy a aplicarlo dentro del ecosistema de Internet, pero somos muy libres de buscar otros caminos en el entorno offline.
Aplicado a las empresas, el aprendizaje social no solo beneficia individualmente a cada estudiante, sino también al propio negocio.
El tipo de experiencia de aprendizaje positiva que todo esto conlleva, ofrece a los alumnos un impacto muy positivo en su rendimiento profesional.
Aprender colaborativamente, junto a otros compañeros de trabajo es compatible con las necesidades y gustos personales de los propios empleados.
Y esto tiene su razón debido a que el aprendizaje social encaja perfectamente en el modelo 70:20:10 que empresas como Coca Cola o Microsoft aplican desde hace años.
Este modelo apoya la idea de que el 70% del aprendizaje de un profesional reside en la experiencia laboral, el 20% proviene de las interacciones con los demás compañeros y el 10% restante del aprendizaje formal y estructurado.
Por lo que descubrimos que el social learning participa en el modelo con un 20%, a diferencia de lo que aprendemos en cursos, que solo aportan un 10%, curiosamente.
Un ejemplo muy interesante de perfil a analizar son los “Millennials”.
Cada año que pasa, se incorporan más al mundo profesional y ya interactúan en entornos sociales online para buscar información.
En foros, redes y grupos, principalmente.
Además, un 59% de ellos tienen este hábito, frente al 29% de los grupos de mayor edad.
Y esto tiene su razón de ser, debido a la constante involucración en las redes sociales por parte de los Millennials.
Las utilizan para sus diversas necesidades de información, entretenimiento y pueden adaptarse rápidamente al aprendizaje social.
Por lo que puede ser un perfil muy interesante para nosotros a la hora de idear una estrategia de social learning.
No solamente hay ventajas para los alumnos de las empresas, sino que las organizaciones encuentran un valor importante en el aprendizaje social debido a:
Disponemos de varias ya adecuadas para elaborar una estrategia que implique la interacción de las personas que, a su vez, forman equipos dentro de las empresas.
~ Chat en vivo
Es el método de comunicación preferido para los alumnos que desean instantaneidad para sus dudas o necesidades.
Se pueden plantear al resto de personas que se encuentren disponibles y conectados en ese momento.
El resto de participantes colaboran compartiendo sus conocimientos y resolviendo un problema de manera colaborativa.
~ Grupos y foros
Una de las virtudes de estas herramientas es que se pueden crear tantos como necesitemos y vinculados a un tema concreto.
Podríamos plantear crear un grupo o un canal de un foro por cada tema de un curso donde el asunto principal sea los contenidos aprendidos y los alumnos aquí plantéen organizamente sus dudas.
Al crearse un registro permanente con la consulta y las posibles respuestas, el resto de participantes podrían beneficiarse indirectamente al resolver una propia pregunta no formulada.
~ Área de expertos
Cuando los empleados consultan sus dudas a través de chats, grupos y foros, en ocasiones, es un compañero de iguales competencias quien le responde.
No significa que su respuesta no sea válida, pero tal vez, no sea la mejor.
Seguramente, un empleado con más años de experiencia dentro de la empresa o del propio sector profesional, podría aportar una solución más completa.
Es razonable, conoce el negocio, los problemas que habitualmente suceden y las soluciones aplicadas con anterioridad.
Sería poco práctico quedar fuera a todas las personas de mayor experiencia al margen de una solución donde los expertos son los más veteranos.
Así que organizar y documentar sus experiencias profesionales será oro puro para mejorar la transferencia de conocimientos a los nuevos en la plantilla.
~ Preguntas y respuestas sociales
Una utilidad tremenda para ayudar a todo lo el mundo dentro de la misma empresa.
Es muy habitual encontrarnos en Internet con sitios web en donde alguien formula una pregunta y el resto participa con sus respuestas y valoraciones.
Valoraciones que otorgan terceros y que tal vez no respondan a la principal pregunta, pero que refuerza la mejor respuesta aportada por alguien.
Simplemente por ser la mejor considerada por el resto.
~ Aprendiendo y compitiendo en equipo
Estamos de acuerdo en que fomentar el trabajo en equipo es una excelente manera de impulsar el compromiso de un trabajador que se forma.
La colaboración impulsa que los objetivos se consigan lograr antes que de manera individualizada.
Además si varios equipos compiten, la cuestión se vuelve un reto y con un matiz interesante.
La competición no tiene que ser por el propio motivo, pero podemos plantear un ranking para conseguir serie de logros adecuados a cada grupo participante.
Y ofrecer un sistema de recompensas a los equipos con mejores resultados.
Puede sonar a broma porque Facebook no está creado con fines educativos, pero nos vamos a sorprender de cómo las posibilidades sociales de esta herramienta versátil genera grandes posibilidades para el aprendizaje social.
Facebook tiene infinitas ventajas que demuestran sólidamente su valor en una estrategia de social learning.
Así que veamos ahora cómo podemos beneficiarnos de todo ello:
~ Crear grupos cerrados. Los participantes ingresan a través de una invitación y nadie más podrá ver los contenidos, discusiones, publicaciones… de dentro del grupo.
Es una forma excelente y segura de interactuar.
~ Crear encuestas para recibir comentarios sobre un curso que estemos pensando realizar, para solicitar la opinión de los equipos de trabajo sobre un tema específico o, incluso, para generar estadísticas.
Las posibilidades y las opciones son infinitas.
~ Cargar los recursos de un curso dentro del grupo privado que hayamos creado. Todo estará disponible 24×7.
Se puede sustituir el contenido si hay que ampliarlo o corregirlo. Además de que es accesible desde cualquier lugar con conexión a Internet.
~ También, podemos aprovechar todas las herramientas multimedia de aprendizaje y comunicación disponibles que Facebook ofrece.
Como son el caso de los videos, presentaciones, imágenes de infografías, grupos de discusión, chats, mensajes privados…
~ Aprovecharnos de las notificaciones para avisar a los participantes de las novedades en sus propios smartphones.
Así conseguimos mejorar la inmediatez de la participación.
Aparentemente es difícil concebir a esta red social como un instrumento para enseñar en lo entornos corporativos.
Únicamente tenemos 280 caracteres. Aun siendo el doble de lo inicialmente establecido, parece demasiado poco.
Pero el hecho de lo extendida que es, da juego para facilitar la tarea de que un empleado le apetezca más colaborar por ser un entorno cómodo y ya explorado.
De esta manera, los empleados pueden utilizar sus cuentas personales o crear una nueva para su uso sólo profesional.
Además la privacidad de lo hablado aquí no se compromete. Podemos crear “tuits” privados y sólo permitir a nuestros seguidores, escogidos por nosotros, que sean los únicos que puedan verlos.
Así que, de esta manera, evitamos posibles problemas de intrusismo de la competencia.
Y dicho todo esto, veamos algunos consejos sobre como utilizar Twitter en nuestro cometido.
Crear una lista recursos. Simplemente, una lista de cosas que deseamos proporcionar con gran valor y utilidad para los alumnos.
Si publicamos un interesante contenido de este tipo y de manera regular, mantendremos el interés de los alumnos que nos siguen.
Podríamos inclusive hasta recomendar seguir a “influencers” que hablen sobre asuntos interesantes de los empleados.
Por ejemplo, seguir a un experto en materia legal, puede muy útil para el departamento legal de la empresa.
O, un gurú de la tecnología sería interesante para el departamento informático, por ejemplo.
Herramientas y bibliotecas de información en Internet son otros de los recursos bien valorados.
Aprovechar los Hashtags. Podemos crear uno que solo utilicemos para retroalimentar las publicaciones o resaltar algo relevante para el conjunto de los empleados.
Un ejemplo podría ser: #SomosElEquipoGanador
Un caso muy particular donde hayamos ideado crear una competición con recompensas para los participantes de la empresa.
Podríamos compartir la información sobre ello a través de mensajes de Twitter solamente. Así animaremos al resto a participar.
También podríamos utilizarlos para asuntos concretos de aprendizaje. De esta manera, los podríamos clasificar y organizar para que sea más sencillo recuperarlos.
Un ejemplo podría ser: #AdecuandoRGPD
Podría ser útil para seguir un hilo de conversación de un posible curso donde los empleados, en sus diferentes puestos, estén aprendiendo sobre cómo cumplir la ley de protección de datos.
Algo que es común para ambas plataformas sociales es el gran esfuerzo que hay que realizar, sobre todo al comienzo, para dinamizar a los participantes.
Es vital llamar su atención para que colaboren con el resto de los equipos y personas participantes.
Habrá a quien no le cueste en absoluto, tal vez por ser más extrovertidos en la vida real o porque son más hábiles en entornos digitales.
Pero otros empleados pueden llegar a ser más tímidos y hasta tener temores para publicar sus propias consultas al resto.
Y no es sólo motivar la participación, si no también tenemos la tarea de mantener las formas y así evitar superar los límites de la diversión que fomenta la motivación para aprender.
No olvidemos que nuestro principal objetivo utilizando plataformas tan extendidas como Facebook o Twitter es formar a los empleados y no tener un patio de colegio.
Y con esto acabamos por hoy. ¿Os gustaría que habláramos más extendidamente de algún punto mencionado?
Estáis invitados a dejar vuestras opiniones, casos personales, dudas e invitaciones a un café 😉
Hoy nos vamos a dedicar a descubrir como funciona la plataforma Akademus, un lugar donde podemos conseguir alumnos virtuales de una manera diferente.
Esta plataforma de tipo marketplace de cursos, puede ser un perfecto nuevo lugar para ofrecer un curso de propia creación.
Ya hemos hablado con anterioridad de otros portales, como Udemy, Aprendum o Tutellus donde ofrecer un temario virtual que hayamos desarrollado.
Hoy vamos a conocer más de cerca un proyecto que lanzó IEBS, una escuela de negocios para emprendedores.
Akademus es un espacio online muy joven, (inicios de 2017), donde podemos ofrecer nuestros cursos en formato vídeo.
Su modelo educativo se basa en el microlearning. Un método muy extendido del que ya hablamos en un capítulo anterior del podcast.
Y lo es porque refleja una manera de consumir recursos formativos muy afín al ritmo de vida actual donde se carece de tiempo.
Pero necesitamos seguir formándonos.
Las ventajas de unificar el vídeo con el microaprendizaje las vimos también en su momento, pero destacaremos la versatilidad al adaptarse a los tiempos del alumno.
Sin necesidad de obligarse a ceñirse a un tiempo límite.
Esto no significa que tengamos una obligación de que nuestro curso sea de máximo 5 horas, por ejemplo.
Quiere decir que la fórmula ganadora es la que ofrezca una solución de aprendizaje que se pueda fragmentar para facilitar la absorción por parte del alumno.
Por ejemplo, si tenemos un curso con vídeos de 1 hora, será más práctico intentar fraccionarlos en pequeñas dosis de 15, 20 o 25 minutos.
Así facilitamos la tarea del que aprende de nuestros conocimientos.
Además, al no haber una limitación de tiempo, poco a poco y mini capítulo a mini capítulo, el alumno va completando el temario.
Bien. Ahora que ya conocemos el formato, pasemos a ver que se puede impartir en Akademus.
Antes hemos comentado que la plataforma matriz es IEBS y allí se enseña en aspectos de innovación tecnológica, principalmente, a sus estudiantes de masters y postgrados.
Así que, como es normal, en Akademus veremos muchas competencias vinculadas al entorno emprendedor y al tecnológico.
Algunas de sus materias son:
Marketing digital, Lean Startups, RRHH, Programación, Mangement, Comunicación digital, Logística, Multimedia…
Si tenemos un perfil profesional vinculado a este público que nos ofrece la plataforma, tendemos posibilidad de ofrecer nuestro curso.
El procedimiento puede ser un poco diferente al que estamos acostumbrados.
Ya sabéis, al formato inmediato.
No es que aquí hayan complicado las cosas, pero sí que hay un paso intermedio antes de ser unos felices profesores en este marketplace de cursos.
Todo empieza por acceder a Akademus.es/como-ser-profesor/ en donde nos presentan el proyecto desde la visión de un formador.
Aquí únicamente encontraremos un botón llamado “¡Atrévete a enseñar!” para iniciar el proceso.
Este botón nos lleva a una página donde realizaremos nuestra solicitud aportando información básica como nuestro nombre, email y teléfono.
Por supuesto, como en cualquier solicitud, deberemos indicar el motivo por el que estamos interesados; el de publicar nuestros cursos online.
Les podemos explicar nuestro interés en formar parte de la plataforma, contarles nuestra experiencia y que podemos aportar como profesores.
Queda claro que no es un proceso online común, ya que hay una labor del equipo de profesionales que se encuentra dirigiendo la maquinaria y atendiéndonos paso a paso.
Por lo que, como respuesta a esta solicitud, nos llegará un email para ir definiendo nuestro perfil como formadores
Existen tres posibilidades:
En el caso de ya tengamos todo el temario realizado en formato vídeo, bien organizado y listo para publicar.
Nos pedirán nuestros datos como colaborador y tras una firma que cierra nuestro acuerdo con ellos para la publicación, podemos enviarles el material del curso.
Podemos utilizar Dropbox, WeTransfer, Google Drive…
Podría darse la situación en que fuéramos unos geniales comunicadores, tuviéramos una idea en mente y necesitamos de ayuda para producirlo.
En este caso, Akademus, nos aporta un acuerdo para que juntos podamos llevar a cabo la realización del curso.
Podrían llegar a prestarnos sus instalaciones para hacer uso de su estudio de grabación de vídeo, si lo requerimos.
Es una situación parecida a la anterior, pero con la diferencia de que nosotros podemos encargarnos de producirlo si nos ayudan y orientan un poco.
Aquí es donde la plataforma nos guiará con recursos y recomendaciones para lograr un producto bien elaborado.
Dicho todo esto…
Ahora que ya hemos encauzado la relación con la plataforma, hemos firmado nuestra relación con ella y aportado nuestros datos, pasemos a darnos de alta como usuarios en la plataforma.
Para ello, simplemente, entraremos en Akademus.es y haremos clic en el botón “Suscríbete gratis”.
Podemos indicar nuestro email o vincular nuestra cuenta de Facebook.
A continuación, deberemos de escribir nuestro nombre, apellidos y contraseña.
Suena obvio, pero debemos indicar todos los datos que ya conoce Akademus durante la fase en la que hemos conversado previamente por email y que hemos explicado antes.
Paralelamente, nos llegará un email de verificación de la cuenta. Picaremos en el enlace que nos indica y ya estamos preparados.
Fijémonos que hemos realizado una toma de contacto con el personal de la plataforma y posteriormente nos hemos registrado en ella.
Cierto es que estamos acostumbrados a comunicarnos solamente cuando tenemos dudas o problemas, pero hoy por hoy Akademus presta un servicio para profesores que precisa de una atención personal e individual.
Tal vez esto cambie con el paso del tiempo, pero a día de hoy el que hablemos con su equipo no desmerece en absoluto la atención que podríamos esperar.
Al contrario, por nuestra experiencia, son bastante colaborativos y resolutivos.
Volviendo al proceso de alta, una vez que tengamos nuestra cuenta de usuario y hayamos acordado como vamos a participar en Akademus, nos habilitarán las herramientas que nos permitan llevar la gestión del curso desde el panel de control.
Aquí nos vamos a encontrar tres espacios principales:
Lo primero que deberíamos hacer sería terminar de configurar nuestros datos personales para que nos conozcan mejor.
Así que nos dirigiremos a “Perfil”, el primer elemento del menú lateral izquierdo.
Aquí aportaremos datos como el nombre, de dónde somos, una fotografía personal para que nos pongan cara los alumnos.
Actualmente, tenemos algunas utilidades que nos van a permitir gestionar nuestro perfil como profesores.
Su acceso es desde el menú superior, justo al lado derecho de la lupa. Donde aparece nuestra fotografía.
Al hacer clic, veremos un submenú donde localizar “Panel de Profesor”.
Ahí es donde se encuentran nuestras herramientas cotidianas de trabajo.
En cada uno de estos apartados localizamos más información sobre nuestra actividad como profesores.
Aunque, como ya hemos comentado, prácticamente todo a día de hoy es meramente informativo.
Así es que si necesitamos hacer cambios en el contenido de un curso o cambiar la cuenta vinculada a Paypal, tendremos que ponernos en contacto con el equipo de Akademus.
Lo cierto es que actualmente nosotros no tenemos ninguna herramienta desde la que podamos ir añadiendo el contenido paso a paso.
Akademus tiene pensado ir incorporando estas herramientas para que los profesores sean los que carguen sus propios temarios.
Pero en la actualidad deberemos de facilitarselos como hemos comentado anteriormente.
Un detalle interesante, sobre la publicación, es que deberemos realizar un vídeo de presentación nuestro para la portada del curso.
De esta manera podemos conseguir más participación de los potenciales alumnos.
En esta plataforma hay dos maneras de que un alumno adquiera un curso.
Por una parte, la compra directa de un curso por la que el profesor percibe el 40% de las ventas realizadas en el mes.
Por la otra, la compra de un curso mediante una suscripción.
Akademus permite suscribirse para realizar todos los que necesite pagando una cuota mensual.
Es decir el modelo membership site que ya hemos comentado en anteriores capítulos del podcast.
Pues bien, en este caso nosotros nos beneficiamos de un 40% sobre un cálculo en virtud del número de horas que los alumnos pasen en nuestro curso respecto al tiempo que pasen en los cursos de los demás.
Por lo tanto, entendemos que es un cálculo equitativo.
Pasemos a hablar sobre el precio del curso. Aquí nosotros no decidimos el valor que consideramos, sino que la plataforma nos asignará un precio en virtud de la duración y de su exclusividad.
Es decir, a mayor extensión y más novedoso sea el tema a enseñar, mejor nos valorarán el curso.
Respecto a cuando nos pagaran nuestros beneficios, el marketplace nos los abonará una vez superados los 100€ en nuestro saldo acumulado.
Aunque, como bien conocemos, al ser un proyecto joven y en evolución, es posible que se reduzca este importe y que consigamos retirar nuestras ganancias antes.
Los pago se realizan actualmente mediante Paypal, por lo que será imprescindible aportar nuestro email asociado en el momento en que nos gestionen el alta.
Pues bien, estas son las condiciones a grandes rasgos que nos propone esta plataforma para ser partícipes en ella.
Tal vez el proceso manual donde intercambiemos algunos correos con ellos, nos pueden dar sensación de lentitud, pero también podemos verlo como una oportunidad para recibir una atención cercana y personal.
Algo que en Internet no siempre se da, desafortunadamente.
De cualquier manera, estaremos atentos a ver como evoluciona este marketplace y os iremos trayendo las mejoras que vayan incorporando en el futuro.
Y con esto acabamos por hoy. ¿Os gustaría que habláramos más extendidamente de algún punto mencionado?
Estáis invitados a dejar vuestras opiniones, casos personales, dudas e invitaciones a un café 😉
El capítulo de hoy está dedicado a tratar como debemos de sentar las bases para que nuestros alumnos corporativos utilicen sus smartphones con el fin de aprender.
Hace algunos episodios ya hablamos sobre el término “mobile learning”. Conocimos por qué es tan relevante aprovecharnos de una estrategia que valora a los teléfonos móviles como herramientas fundamentales para formar a personas.
Así es que hoy nos vamos a centrar en el perfil de alumno de empresa. Uno que pertenece a una organización que requiere de nuestra ayuda para adquirir conocimientos y habilidades.
Lo cierto es que los smartphones están en nuestro día a día y nos ayudan a realizar tareas sin esfuerzo cómo ir de comprar, encargar comida o solicitar un transporte.
Pero, además, han invadido el lugar de trabajo, aportando mucho en la manera de como realizamos nuestras tareas.
Esto tiene implicaciones en la forma en que los empleados aprenden y las empresas necesitan aprovechar al máximo esta revolución móvil.
Sin embargo, cuando se trata de utilizarlos para el aprendizaje corporativo, estos dispositivos, debido a su naturaleza informal y personal, siempre han despertado las miradas.
En ocasiones, positivas y en otras, desconfiadas.
Para las empresas que recientemente han adaptado un programa de aprendizaje digital, aventurarse a través del aprendizaje móvil puede parecer desconcertante.
Por eso, hoy vamos a ver algunas cuestiones que nos confirmarán si una empresa puede plantearse aprender de esta manera.
Creemos que sí, sin lugar a dudas.
El horario de trabajo de los empleados en la mayoría de las industrias está cambiando.
Los empleados ya no están pegados a sus mesas para realizar el trabajo.
Por el contrario, están adoptando un enfoque más dinámico que se adapta mejor a sus clientes.
Con más empleados en constante movimiento, a las organizaciones les resulta cada vez más difícil implementar una formación que requiere que los alumnos accedan a un ordenador. Aunque sea portátil.
Tal cambio de paradigma en la cultura de trabajo debería actuar como el impulso necesario para que podamos adaptarnos progresivamente a este modelo formativo.
Además, los empleados “Millennial” ya son parte del tejido de muchas grandes empresas.
Y debemos de recordar que es una generación que se ha criado en la tecnología móvil. Aprender a través de ella será algo natural para ellos.
Otra respuesta con un rotundo sí.
El propósito de la formación de los empleados es mejorar sus habilidades y conocimientos, y por lo tanto el rendimiento.
Cuando adoptamos el aprendizaje móvil en un programa de formación digital, tenemos la ventaja de ofrecer una disponibilidad 24×7.
El mobile learning puede llegar a servir de utilidad donde ningún método de entrenamiento puede llegar.
Siempre es accesible en momentos importantes como, por ejemplo, antes de comenzar una tarea importante.
Obviamente, podemos tener problemas si nos falla la conectividad. Aunque los contenidos podrían estar descargados en el dispositivo previamente.
Pero quedémonos con ejemplos prácticos y comunes.
Pensemos en que siempre que un empleado necesite realizar un mantenimiento mecánico en una cadena de producción o, por ejemplo, un discurso de ventas, puede sacar su teléfono móvil y repasar los conceptos clave que necesite.
Es decir, que tiene todo a mano en un pequeño aparato que le ayuda a recordar in-situ. Algo que el aprendizaje en un campus virtual al que accedemos desde un ordenador, no sería tan cómodo.
En absoluto.
Bien conocemos que muchas empresas tienen la idea de que los teléfonos móviles, junto a las redes sociales y los juegos, pueden ser una distracción significativa para el trabajo.
Esto podría ser cierto en situaciones donde los profesionales no pueden usar sus smartphones para ninguna actividad relacionada con el trabajo.
Un ejemplo de uso muy común, que conocemos, son los grupos de Whatsapp donde se notifican problemas entre los empleados.
No es que sea un método de aprendizaje al uso, pero muestra como el contacto continuo con los teléfonos, acaba desembocando en su utilización común en, por ejemplo, avisar al resto de los compañeros de que hay un problema que resolver.
En otra época, hubiéramos ido localizándoles en sus lugares fijos de trabajo, pero ahora da igual donde estén, mientras que vean la notificación en la pantalla de sus teléfonos.
Y todo esto viene vinculado a que, poco a poco, los empleados comenzarán a ver los smartphones como una herramienta esencial en su arsenal de trabajo y no como un complemento con el que pasar el tiempo.
Además, algo que hemos comentado antes, los dispositivos móviles también pueden ser operativos fuera de línea, a través de aplicaciones.
Lo que permite a los empleados aprender, incluso en ubicaciones remotas.
Para aprovecharnos de todo esto, debemos de diseñar una estrategia para ofrecer contenido de la manera más óptima.
Para ello, debemos analizar detenidamente al público objetivo, al de los alumnos, determinando:
En función de estos parámetros, podemos realizar un planteamiento de los contenidos.
Podríamos crear módulos de aprendizaje breves y basados en texto para revisiones rápidas.
Y utilizarlos en situaciones donde no hay demasiado tiempo, pero siempre considerando conceptos clave a tener en cuenta para resolver un problema en una cadena de producción de una fábrica o en una reunión de captación con un cliente.
Además, podemos hacer un uso extensivo de elementos multimedia como videos, audios, infografías, animaciones, contenido basado en juegos, etc.
Todo lo que sea necesario para impartir el conocimiento de la manera más eficiente.
Si consideramos todas las posibilidades, crear un programa formativo de mobile learning que triunfe puede ser una tarea difícil.
Claro, hay muchas herramientas de creación como:
Que facilitan la creación de cursos optimizados para dispositivos móviles.
Estas ofrecen un acabado bien depurado técnicamente y un alto contenido visualmente atractivo para el usuario.
Aun con ello, no solo es la técnica, también es el planteamiento. Puede hacer estrellarnos en nuestro empeño si no detectamos cómo enfocar nuestra idea antes de llevarla a cabo.
Dadle un vistazo al artículo que preparó Ana Barrantes donde explica cómo diseñar cursos según las necesidades de los alumnos.
Seguro que os ayudará empatizar con la situación del usuario que se encuentra del otro lado y que tiene que validar que el aprendizaje tiene sentido.
Es por eso que es bueno considerar la ayuda de un proveedor de e-learning con experiencia que pueda llevar a cabo el proceso y ayudar a que sea productivo.
Ya hemos comentando antes que podemos apoyarnos en el aprendizaje móvil para que los empleados resuelvan respuestas a sus preguntas a través de un dispositivo que está con ellos en todo momento.
Por lo tanto, mejora el rendimiento del trabajador gracias a muchas facultades nativas como la accesibilidad inmediata.
Existen, principalmente, tres grandes beneficios que podemos comentar al respecto y que son bastante importantes en el entorno corporativo:
Hay ciertas tareas donde los errores pueden tener costosas repercusiones.
Por ejemplo, al ensamblar un equipo médico sofisticado, el técnico de servicio debe conocer los pasos precisos, ya que cometer un error puede dañar el equipo.
Trabajar junto a una guia interactiva en su smartphone actuará como referencia rápida y lo ayudará a evitar dichos errores.
Un vendedor de cualquier empresa debe estar al tanto de las últimas actualizaciones de los productos y de los competidores para ser efectivo en sus relaciones comerciales.
Esta información se puede proporcionar en su dispositivo móvil, para acceder antes de reunirse con un cliente potencial.
No es necesario un gran margen de tiempo para estar preparado.
Desde su teléfono tendrá acceso a lo nuevo y los aspectos más relevantes que transmitirle al futuro cliente.
Los empleados pueden tener dificultades para recordar todos los pasos involucrados en procesos complejos y pueden necesitar ayuda en un momento determinado.
En tales casos, contenidos audiovisuales proporcionados a través de dispositivos móviles en forma de guías prácticas reforzará el proceso y ayudará a llevar a cabo los pasos correctamente.
Además de todo ello, si se van dando pasos continuamente en mejorar los conocimientos, todo será progresivo en el tiempo y no se requerirá, en principio, invertir un periodo de tiempo en realizar un curso intensivo, debido a la constante formación recibida.
Es decir, una pequeña píldora formativa recurrente como ya hemos tratado anteriormente Ana Barrantes y un servidor en estos artículos:
Y con esto acabamos por hoy. ¿Os gustaría que habláramos más extendidamente de algún punto mencionado?
Estáis invitados a dejar vuestras opiniones, casos personales, dudas e invitaciones a un café 😉
Hoy hablamos sobre la realidad virtual y posibles aplicaciones en e-learning que nos plantea una diferente visión sobre el aprendizaje.
Y nunca mejor dicho porque para poder utilizar la realidad virtual necesitaremos unas gafas, como bien conocéis, en las que colocaremos un smartphone para disfrutar de esta tecnología.
Seguramente, muchos hemos tenido la ocasión de probar la realidad virtual (VR) en alguna demostración o dado el bajo precio que actualmente tienen las gafas en el mercado, por nuestra cuenta.
Lo cierto es que en mayor o menor medida tienen un potencial muy interesante para nosotros ya que ayudan a representar una situación real virtualizada donde adquirir conocimientos y habilidades.
Ya lo mencionamos en el capítulo del podcast 27 sobre las novedades que esté 2018 nos iba a traer y la realidad virtual no va a para de crecer mientras que la barrera de entrada para adquirirlas siga siendo baja.
Y mencionando el asunto de los costes debemos de considerar también que el desarrollo de los escenarios virtualizados conlleva una mayor inversión, pero servirá para tanto 1, como para 1.000 alumnos.
Diferentes usos que hemos encontrado adaptados al aprendizaje online con los que queremos dejaros claro que no hemos hecho nada más que arrancar motores.
Por una parte debemos de hablar de la escenificación como la práctica de transformar los contenidos de aprendizaje en escenarios.
Y con la realidad virtual tenemos el potencial de darles vida gracias al alto grado de inmersión en un entorno digital al que se le sumerge al alumno.
Pongamos un ejemplo de todo esto:
Imaginemos a un bombero en la fase inicial de aprendizaje de habilidades.
Lo podemos poner a bordo de un camión de bomberos en el que acude a un edificio virtual en llamas.
Una vez allí, debe de entrar a rescatar a un persona atrapada por el fuego y el humo.
El bombero novel deberá de poner en práctica lo que ha aprendido previamente sin consecuencias reales derivadas de la situación de riesgo que conlleva.
A a la par de que podrá recibir instrucciones y aprender de cualquier error sin estar en una situación real.
Este ejemplo es un reflejo de lo que ya existe en E.E.U.U donde en el estado de Nueva Jersey, los agentes de policía entrenan con realidad virtual situaciones como violencia doméstica o en un fuego cruzado.
Otra de las grandes posibilidad que nos ofrece esta tecnología son los viajes educativos virtualizados.
Podemos viajar a un lugar concreto, pero también en una época particular.
Así podríamos, por ejemplo, sentarnos a disfrutar de un evento en el Coliseo en tiempos del Imperio Romano, caminar por las calles de Londres en la época victoriana o ver la construcción de una pirámide egipcia.
Estos escenarios en 360º deben de ser construidos virtualmente y requieren de tiempo para ser creados.
Aunque poco a poco la tecnología VR mejora y con ello los costes también lo hacen.
Otra de las posibilidades vinculadas a la grabación de vídeo utilizando cámaras de 360 grados es la del aprendizaje en espacios reales de nuestra época.
Ejemplos como el de visitar el museo Smithsonian de Washington para conocer sus salas y colecciones.
Y aunque el recorrido está supeditado al movimiento de la cámara y ciertas interacciones del propio usuario, la experiencia es infinitamente más envolvente que la lectura de en un sitio web y mirar unas fotos.
Y una tercera aplicación muy interesante es la de construir aulas de realidad virtual donde cambiar la forma en que se enseña a los estudiantes a distancia.
Un alumno podría colocarse sus gafas VR y conectarse a un aula virtual con su profesor donde poder hablar con él, inclusive.
Lo mejor de todo esto es que no tiene porque está limitado a un espacio físico, permitiendo cambiar el entorno, si lo preferimos.
Por ejemplo, si el en entorno del aula es digital, se podría cambiar el escenario. En el caso del uso de una cámara de 360º que emita en tiempo real, se podría mover físicamente.
Esto nos aporta mucho para evolucionar la idea sobre cómo conseguir más alumnos para una autoescuela que tratamos en los anteriores capítulos del podcast.
¿Os imagináis que cualquier persona del mundo pudiera colocarse un visor y participar en una experiencia de realidad virtual durante una clase de teoría?
Tenemos muchas posibilidades para aplicar el mundo de la realidad virtual al e-learning y sobre todo mejorar la capacidad de aprendizaje de nuestros alumnos gracias a crear experiencias casi reales.
Tenemos dos grandes grupos en el mercado de las gafas de realidad virtual.
Por una parte las más extendidas, aquellas a las que incorporamos nuestro smartphone dentro de un compartimento en la parte frontal.
Su principal virtud es el precio que tienen y muchos fabricantes se han lanzando a crear las suyas propias.
Por otra parte, tenemos a marcas como Samsung, Sony, Lenovo o HTC que fabrican modelos autónomos.
Esto quiere decir que no necesitan de un teléfono en su interior ya que tienen todo lo necesario para ofrecer una experiencia virtual como es la propia pantalla, la conexión wifi o los sensores de movimiento característicos de un smartphone estándar.
Existe hasta un modelo que nos permite conectarnos a un dron y dirigirlo como si lo estuviéramos pilotando dentro de él.
Sin duda una experiencia única aunque con precio alto de, entorno, a los 500 euros.
En general, las virtudes de las gafas autónomas permiten disfrutar de un entorno virtual dentro de un dispositivo completo a un mayor precio.
Regresando a las gafas no autónomas, tenemos en el mercado mucho modelos, compatibles con nuestros teléfonos, fabricados tanto por primeras marcas, como por empresas chinas y taiwanesas que nos van a permitir iniciarnos con un coste menor.
Y es que son las más extendidas, simplemente por el precio.
Por supuesto, las tenemos desde las más económicas como son las conocidas “Google Cardboard”, unas gafas de cartón que Google empezó a vender en 2014 para promocionar la realidad virtual y que fueron sustituidas por otros modelos que ahora el gigante de los buscadores recomienda en su sitio web.
Aunque no tenemos que quedarnos con un visor de cartón necesariamente para poder disfrutar de la experiencia por poco dinero.
Fabricantes asiáticos de smartphones como Wolder o Woxter dieron el paso a la fabricación de sus propias gafas a un precio de menos de 30€.
Algo muy asumible para nuestros primeros pasos.
Podemos encontrar menores precios si seguimos buscando por Internet y sobre todo si nos vamos a lugares como Aliexpress, pero considerar que aspectos como la calidad de la visión o los acabados de fabricación son elementos muy relevantes a considerar.
Una mala óptica de los oculares, que no se puedan regular a nuestra voluntad y la falta de protecciones y almohadillados para nuestro confort, aumentarán la fatiga rápidamente con su uso.
Otra cuestión interesante, a tener en cuenta, es la compatibilidad con el tamaño de la pantalla de nuestro smartphone.
La mayoría de gafas permiten el uso desde las 4” hasta las 5,5”. Por lo que no tendremos demasiados problemas, pero sí es importante conocer este dato para descartar un problema al utilizarlas.
Respecto si nuestro smartphone es Android, iOs u otra plataforma, más que por el tipo de visor que adquiramos, lo relevante aquí será conocer si el software que utilizaremos está pensado para él.
La mayoría de aplicaciones funcionan con los sistemas operativos de Google y Apple, por lo que, salvo casos especiales, no habrá ninguna diferencia.
En la primera generación de visores de realidad virtual había poca interacción con la experiencia en la que estábamos participando.
Es decir, que mayoritariamente eran vídeos no interactivos con la capacidad de permitir sumergirnos en un entorno de 360º donde solo podíamos ver y oír.
Ha sido tiempo después cuando los fabricantes introdujeron complementos para poder interaccionar.
Meramente son pequeños dispositivos bluetooth que debemos de vincular con nuestro smartphone para poder dotarnos de una herramienta con la que dirigir nuestra experiencia virtualizada.
Y esto es fundamental para este cometido ya que, al colocar el teléfono dentro del visor, no es posible manipularlo hasta que no lo saquemos de ahí.
Los mandos, principalmente, cuentan con un joystick y una serie de botones, al más puro estilo de un mando de consola de videojuegos.
Muchos de ellos son compatibles con Android e iOs. Aun con ello, os recomendamos revisar las especificaciones de los fabricantes antes de comprarlo.
Respecto a su compra, muchas gafas vienen en un pack con un control bluetooth por lo que el precio será siempre un poco mejor que comprarlo por separado.
Aun con ello, el precio de un mando individual no tiene un precio elevado. E inclusive se puede encontrar con un importe menor al del visor.
Y la compra individual se podría hacer sin problema, ya que el visor es un elemento pasivo que no influye, en principio, con el mando que compremos.
Nos gustaría que vierais a la realidad virtual como un mero camino que apenas se ha iniciado y que es importante experimentar con ella.
La gran red social dedicada a los vídeos cuenta con la posibilidad de ver infinidad de grabaciones en 360º y con un visor VR.
No sólo hay de montañas rusas y casas del terror.
También podemos viajar a Machu Picchu, sumergirnos junto a tiburones, visitar algunos monumentos emblemáticos a nivel mundial o, inclusive, volar dentro de una animación dedicada a la obra de Dalí.
Dedicarle unos minutos a buscar en Youtube estos tipos de contenido para “bautizaros” en el mundo de la realidad virtual.
Ejemplos para explorar con un smartphone y un visor VR:
En 2016 Google lanza un proyecto en el que realizar viajes escolares virtualizados para cualquier visor y a través de una app para Android e iOS.
Permite a grupos de alumnos reducidos, de 10 a 30 personas, poder convertir al profesor en un guía y dirigir a toda una clase por una serie de escenarios digitalizados.
Cuenta con más de 200 expediciones interactivas donde enseñar a las futuras promesas del mañana a disfrutar de las profundidades del mar o conocer el espacio exterior.
Para utilizar esta solución educativa, tenemos dos opciones:
Más sobre Google Expeditions
Y cómo esta app hay muchas más para seguir experimentando con todo este mundo.
Os animamos a seguir indagando en Google Play o App Store entre las muchas aplicaciones de realidad virtual.
Nosotros seguiremos hablando de todo esto y trayendo las novedades de esta tecnología en futuros programas.
Y con esto acabamos por hoy. ¿Os gustaría que habláramos más extendidamente de algún punto mencionado?
Estáis invitados a dejar vuestras opiniones, casos personales, dudas e invitaciones a un café 😉
En el capítulo de hoy vamos a conocer una nueva plataforma colaborativa. Un lugar donde podemos enseñar a otros alumnos universitarios simplemente si justificamos haber aprobado una asignatura concreta.
Esto es necesario para poder demostrar nuestro paso por una de las universidades españolas.
De esa parte hablaremos un poco más adelante hoy, pero ahora vamos a conocer como funciona el portal virtual de la startup Sharing Academy y como comenzar a trabajar en ella.
En líneas generales, podemos ofrecer nuestros servicios como formadores a un público con un perfil de estudiante universitario.
Estableceremos un precio por hora y los interesados podrán reservarnos, al menos, una hora para trasladarnos sus dudas sobre una asignatura específica de su carrera universitaria.
Para darnos de alta, simplemente deberemos de hacer clic en el botón “Publica clase”. Se encuentra en la parte superior izquierda de la web sobre un fondo amarillo.
La verdad es que no tiene mucha pérdida, como tampoco el proceso de registro.
A continuación escogeremos, de las tres opciones que nos muestre, la de “Universidad”.
También disponemos de ofrecer clases a alumnos de bachillerato y que cursen la ESO, pero ahora mismo está orientado a estudiantes de Barcelona.
Tal vez, más adelante incluyan todos los centros de la península ibérica. Por lo que ahora nos centraremos en impartir clases a universitarios.
El siguiente paso que tenemos que dar es el de indicar la universidad en la que hemos estudiado o estamos aún haciéndolo.
El enfoque es doble, alumnos en proceso de acabar sus carreras o antiguos alumnos que ya pasaron por ese momento.
Sharing Academy busca a alumnos que hayan superado ciertas asignaturas, independientemente de si han acabado completamente sus estudios.
Lo importante aquí es que si hemos aprobado una materia cualquiera, podemos compartir nuestros conocimientos con otras personas que se encuentren en proceso de conseguirlo.
Pues bien, una vez que hemos indicado nuestra universidad, tendremos que escoger el grado o la especialidad que estamos realizando o que finalizamos en su momento.
Y ahora, las asignaturas que vamos a impartir.
Seguramente habrá algunas en las que tengamos mayor experiencia o que se nos dieron bien en su momento cuando las estudiabamos, pero otras no tanto. Por lo que no será necesario marcar todas.
Además de que nuestra reputación como profesores en esta plataforma se podría ver afectada si “nos metemos en camisas de once varas” como dice el refranero castellano.
Por lo que es mejor escoger las que mejor se nos han dado y con las que nos vamos a sentir más cómodos a la hora de resolver dudas a nuestros estudiantes.
Terminado este paso, pulsaremos el botón de “Publica” para poder indicar nuestro email y contraseña con el que nos acreditaremos cada vez que volvamos a entrar en el portal.
Así que, mientras que nos envían el típico email de confirmación, ya podemos continuar aportando más datos en la ventana emergente que se muestra una vez realizado el anterior paso.
De nuevo nos solicitan datos sencillos, como el “Nombre”, “Apellidos” y si somos “Universitarios” o un “Padre/madre o estudiante de ESO o bachillerato”.
Cómo no vamos a tratar hoy el caso de estos segundos, marcaremos la opción de “Universitarios” para continuar.
Ahora y de nuevo, hay que indicar nuestra universidad, la especialidad y, opcionalmente, un número de teléfono móvil.
Es curioso que haya que realizar la selección de los estudios dos veces. Esto no lo hemos comprendido y, tal vez, Sharing Academy nos ahorre este innecesario paso en el futuro.
De cualquier manera, pulsaremos sobre el botón “Envía” para finalizar este proceso de alta.
Llegados a este punto donde hemos realizado los primeros pasos, vamos a continuar cumplimentando el perfil porque es vital para poder publicar clases y conseguir alumnos.
Así que en la última pantalla en que nos hemos quedado tenemos la opción de buscar clases y publicar las nuestras, pero nosotros haremos clic en “Completa tu perfil”.
Ahora ya estamos en nuestro centro de operaciones dentro de Sharing Academy.
A la izquierda disponemos de un menú por donde accederemos a las diferentes configuraciones de nuestra cuenta de usuario.
De partida, comenzaremos aportando una fotografía para que nuestros potenciales alumnos nos pongan cara y traslademos confianza.
En “Datos personales”, del menú de la izquierda, podemos indicar nuestra información básica y aportar en “Biografía” e “Información adicional” lo que consideremos relevante para que los demás nos conozcan y mejore nuestras posibilidades de ser contratados.
Nos recomiendan aportar información sobre quienes somos, a qué nos dedicamos, (si estudiamos actualmente o no), que nos gusta de los que estudiamos, si hacemos precios especiales, si ponemos deberes o hasta si tenemos mascota.
En resumidas cuentas, todo lo más relevante sobre nuestra experiencia en lo que vamos a impartir, cuál es nuestra metodología y como somos socialmente.
Esto último puede ser un buen gancho para ayudar a generar confianza. Así que no lo debemos desaprovechar.
Aquí podríamos hacer cambios sobre la universidad a la que pertenecemos y a la especialidad que estudiamos.
Un campo muy relevante para poder publicar clases es el del correo electrónico de nuestra universidad.
En más de un caso esto es complicado de resolver porque muchos antiguos alumnos universitarios no tendrán acceso ya sus buzones de email o inclusive, nunca tuvieron uno.
Lo que sí podría ayudarnos es que muchas universidades ofrecen a estudiantes, que pasaron por allí, la posibilidad de pertenecer a su comunidad universitaria a través de una cuota anual y, en ocasiones, ofrecen un buzón de correo electrónico.
Un ejemplo es la asociación de “Alumni” perteneciente a la Universidad de Salamanca.
Con lo que podríamos hacernos valer de ello si en nuestra situación no tenemos ya acceso a ninguna cuenta de email de la propia universidad.
Otro campo relevante de comentar es el “expediente académico”. El cual es necesario aportar para demostrar que tenemos aprobadas las asignaturas que vamos a impartir.
Este documento lo tendrán que validar antes de darnos el visto bueno y publicar nuestras clases.
Desde aquí añadiremos todas las asignaturas que vamos a impartir a nuestros alumnos virtuales.
Además de poder configurar algunas opciones marketinianas para mejorar nuestra visibilidad y captar la atención de más público.
Por lo que podríamos activar la opción de “Primeros 30 minutos gratis” o la de “Primera hora gratis”.
Ofreciendo estas posibilidades seguramente nos ayude inicialmente a conseguir más alumnos, recibir calificaciones positivas y mejorar en el ranking de profesores que imparten la misma asignatura.
Ahora vamos a publicar nuestra primera clase para estudiantes universitarios.
Picaremos en “Publica una nueva clase” para iniciar el proceso. Empezaremos escogiendo la opción de “Universidad”.
Seguidamente, marcaremos la asignatura que queramos de la lista preestablecida por la plataforma o añadiremos alguna adicional pulsando sobre “Otra” para escribirla a mano y agregarla al listado.
En la parte inferior de esta ventana flotante y sobre fondo azul, asignaremos el precio por hora que consideremos.
El estándar, por lo que hemos conocido, es de 15 € hora. Podéis partir de menos o de más. Es vuestra elección, pero os aconsejamos ser comedidos a la hora de captar los primeros alumnos.
Pulsamos el botón “Continúa” para seguir y sobre el botón “Publica” para finalizar el proceso.
Si todo lo hemos hecho correctamente y seguro que será así porque no os será difícil, veremos una ventana emergente que nos confirma la publicación.
Si hemos escogido una de las asignaturas preestablecidas del listado la veremos directamente.
Por el contrario, si hemos aportado las nuestras es posible que se quede en estado “pendiente” hasta que la validen aportado nuestro expediente académico.
Adicionalmente y muy recomendada es la posibilidad de entrar a editar la nueva asignatura creada y completarla indicando un título que aporte valor a nuestro servicio y una descripción de cuál es nuestro método de enseñanza o cuánta es nuestra experiencia sobre dicha materia.
Además, podemos cargar documentos PDF, imágenes o vídeos que sirvan para demostrar nuestro conocimiento.
Aquí nos vamos a encontrar algunas herramientas donde configurar los días y horas en que los alumnos podrán reservar sus clases con nosotros.
Disponemos de varias posibilidades para crear un horario a nuestra medida a lo largo de las semanas y los meses.
Y de esta manera organizarnos de una manera productiva y compaginarlo con el resto de nuestras tareas diarias.
Aunque nosotros nos centremos en impartir formación a través de Internet, Sharing Academy, nos ofrece la posibilidad de impartir clases presenciales en un radio de hasta 50km desde donde nos encontremos.
Por lo que esta opción puede ser una muy buena a considerar si nos compensa un desplazamiento.
Y por otra parte, podemos indicar nuestras cuentas de Skype y Google Hangouts para las clases que impartamos online.
Por lo que para este caso, necesitaremos si o si, una webcam y un micrófono.
Podríamos impartir la clase mediante un smartphone aunque lo recomendable sería un ordenador para podernos apoyar de cualquier material didáctico de una manera más cómoda.
La datos sobre los canales que se utilizarán para impartir la clase, serán notificados al alumno cuando realice la contratación.
Aunque una vez indicadas nuestras cuentas, se mostrarán en el perfil público la disponibilidad de cada una de estas dos plataformas.
Sharing Academy nos ofrece recibir las ganancia de nuestras clases mediante Paypal sencillamente indicando nuestro email asociado a la plataforma de pagos.
Bien, ahora que ya tenemos nuestro perfil cumplimentando podremos visualizarlo tal como lo verían los demás y tal vez hasta compararlo con el otros profesores.
No es ninguna locura aplicar técnicas de benchkmarking para aprender a tomar referencias de los mejores perfiles de la plataforma con el fin de lograr un que atraiga a alumnos.
Que, al fin al cabo, es lo que perseguimos.
Os dejamos un artículo de Ana Barrantes sobre qué es benchmarking en la formación online.
Si nos ponemos en la piel de un alumno que busca a un profesor, lo primero es encontrar a alguien que demuestre su valía aportando información sobre sus clases y, por supuesto, por las valoraciones positivas.
Si hemos ayudado a alguien, posiblemente quiera repetir más clases con nosotros. Inclusive, nos recomiende en su entorno.
Aunque también, podríamos invitarle a que lo hiciera para ayudarnos a darnos a conocer como siempre lo hicieron los tablones de anuncios universitarios.
De cualquier manera, procuremos aportar y ser flexibles, sobre todo al comienzo, para conseguir atraer a más alumnos.
Actualmente, como profesores no vamos a tener que pagar nada por cada asignatura que añadamos.
El modelo de negocio de Sharing Academy es una comisión del 20% de lo que le pidamos al alumno por el precio hora que hemos indicado en nuestro perfil.
Adicionalmente, ofrecen una suscripción para evitar pagar las comisiones por cada nueva clase que nos contrate el mismo alumno.
De esta manera, pagaremos una cuantía anual para que nos cedan el contacto directo con el propio estudiante.
Disponemos de tres planes:
Este marketplace de profesores pone a nuestra disposición una dirección de email y un número de teléfono donde poder trasladar las dudas que nos surjan durante la creación de la cuenta o del día a día.
Algo que no podemos olvidar es que si no habéis aportado vuestro expediente académico y validado la cuenta de email de vuestra universidad, no váis a poder finalizar una contratación con cualquier alumno que esté interesado. Esto es vital.
Otro punto relevante es que no se permite la participación de profesores, ni mentores de las propias universidades, debido a que el cometido del portal es el ser un proyecto colaborativo entre alumnos activos, principalmente.
Y a nivel global, podemos hablar de Sharing Academy como una plataforma que nos puede ofrecer otra gota más a nuestro vaso simbólico como formadores que buscamos vivir enseñando online.
Así que no perdáis la oportunidad de conocerla y tampoco descubrir las otras posibilidades que hemos ido comentado en anteriores programas del podcast como:
Y sobre todo la importancia de diversificar para no hundirnos enseñando al sólo seguir un único camino
Finalmente, nos gustaría destacar una herramienta muy interesante que Sharing Academy pone a disposición de los alumnos.
Es un chatbot en Telegram que permite buscar universidades, asignaturas y profesores que las imparten.
Darle un vistazo al bot en cuestión en el mundo de los bots o chatbots en Telegram
Y si queréis conocer más a fondo el mundo de los bots o chatbots en Telegram, no os perdáis el capítulo donde hablamos de ellos.
Y con esto acabamos por hoy. ¿Os gustaría que habláramos más extendidamente de algún punto mencionado?
Estáis invitados a dejar vuestras opiniones, casos personales, dudas e invitaciones a un café 😉
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