No os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza.”
Una frase corta… pero con una verdad profunda que puede transformar la manera en que enfrentamos los días difíciles.
En este pasaje, el pueblo de Israel estaba llorando al escuchar la Ley de Dios. Habían reconocido sus errores, sus faltas, y el peso de la culpa los había llenado de tristeza.
Pero Nehemías les dice algo sorprendente: “No se entristezcan.”
¿Por qué?
Porque ese no era un día para lamentarse, sino para celebrar que Dios aún estaba con ellos.
El gozo del Señor no depende de nuestras circunstancias.
No se trata de una alegría superficial, ni de ignorar el dolor.
Se trata de una fuerza interior que viene de saber que Dios está obrando, incluso cuando las cosas no salen como esperamos.
Cuando todo parece oscuro, ese gozo —el de saber que no estamos solos— se convierte en nuestra fortaleza.
No viene de lo que tenemos, sino de quién está con nosotros