"No solo de pan vivirá el hombre." Este versículo, que escuchamos con frecuencia, invita a una reflexión profunda. Aunque si bien, necesitamos alimento material para sobrevivir, hay algo aún más esencial: el alimento espiritual. Este no solo nutre nuestra mente, sino que alimenta nuestra alma y nuestro espíritu. Hermanos, en la Eucaristía encontramos ese banquete divino, un festín que, aunque se repita cada día; nunca es el mismo. Cada encuentro con Cristo en la Eucaristía es una fuente inagotable de gracia que nos enseña a vivir según su voluntad y a acercarnos más Él.
Oremos para que Dios nos dé la capacidad de ver con sus ojos, el milagro de vida que se gesta en cada Eucaristía, y que en cada banquete podamos recibir su presencia transformadora.