Palabra de Dios: “ He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20
“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” Hechos 16:31
“Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla.
Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.” Salmos 24:7-9
Perlas: El Señor siempre está llamándonos. Él quiere entrar a nuestro corazón y, a través de nosotros, a nuestra casa para alcanzar a toda nuestra familia. Siempre alguien debe abrir la puerta. Siempre hay uno que Él escoge para ser el primero que le dé entrada a su vida, a su corazón y a su casa. Ser escogido para ser el primero que abra la puerta a Dios, no es fácil, es una misión alta y sublime, pero no es fácil. Ser el primero que cree y se entrega al Señor significa que vendrá luchas: incomprensión, juicios, señalamiento, soledad…pero es parte normal del proceso. Lo importante de la misión es perseverar hasta ver la promesa cumplida; la promesa es que TODA nuestra casa, toda nuestra familia será salva, será alcanzada y conquistada por el amor de Dios.
El Señor no forza Su entrada a nuestra casa, aunque tiene todo el poder para hacerlo; Él en Su soberanía escogió siempre tocar la puerta y que cada uno de nosotros tome la decisión de invitarlo a entrar. Y cuando lo hacemos, Él entra y hay fiesta en los cielos!! Él entra, pero luego vienen otras invitaciones: A conocerle, a permitirle que sane nuestras muchas heridas, a entender el gran propósito de nuestra vida, a rendirnos día a día, a recibir Su amor, sabiduría y perdón, a caminar de Su mano hasta el fin, y por una eternidad adorarle.
¿Quiénes somos para que el Dios del Universo, el Todopoderoso, el Invencible, el Creador, Jehová de los Ejércitos, Jesucristo, el Príncipe de Paz…quiénes somos nosotros para que Él quiera venir a nuestra vida y a nuestra casa? Esa respuesta la tiene únicamente Él. Pero definitivamente Él nos creó, nos amó y pagó el precio más alto a fin de conquistarnos y que le permitamos entrar.
Oración: Señor, hay cosas que no entiendo. He aprendido que muchas cosas no tengo por qué entenderlas con mi razonamiento humano, no puedo, sobrepasan mi capacidad, y esas cosas simplemente debo recibirlas. Por ejemplo, Tu amor sin condiciones, Tu perdón eterno, el precio que pagaste por mí, Tu gracia que no se termina, Tu misericordia, Tu deseo de entrar a mi vida y a mi casa…no lo entiendo, pero estoy dispuesto a seguir recibiendo todos estos regalos que no merezco. Hoy, una vez más abro la puerta de mi corazón, de mi vida y de mi casa para que entres Rey de reyes. Entra siéntate conmigo. Siéntate a mi mesa. Sé mi abrigo en las noches y mi alegría al despertar. Sé mi fuerza para vivir cada día. Sé mi sabiduría para hablar palabras que edifiquen. Sé mi guía en cada decisión. Sé mi voz en cada conversación con mi familia. Úngeme, Dios Todopoderoso, para poder ser luz y sal en mi casa; que mi familia pueda notar Tu Presencia en mí, que se me note Cristo en cada uno de mis movimientos dentro y fuera de mi casa…y que por causa de Tu obra en mí, mi familia también crea. Acepto la misión de ser el primero en abrirte la puerta. Estoy dispuesto a soportar las críticas y las burlas…de Ti también se burlaron. Estoy dispuesto a hacer mi parte para ver a toda mi familia a Tus pies, siendo sanados y transformados para Tu gloria. Amén.