Siempre habrá alguien que vea el vaso medio vacío, y que cause desaliento en quienes le rodean, pero si ponemos la mirada en Dios, la historia siempre es distinta.

El orden de los factores, no altera el producto, dice la regla matemática. Ese mismo principio aplica para lo que Dios ha dicho que hará. Ningún factor alterará o cambiará el producto de Su obra final.

Uno de los obstáculos más difíciles de superar para vivir por fe, es nuestra propia razón y lógica humana. Pero es que sencillamente a Dios no hay que entenderlo, hay que obedecerlo.

El amor de Dios es innegable y maravilloso, pero estamos muy equivocados si pensamos que por su inmenso amor y misericordia escaparemos de Su justicia.

Aunque nos queramos escapar o esconder para cometer algún pecado, no hay forma que Dios no se entere de ello. No hay nada oculto delante de Él, y en Su justicia TODO será descubierto.

Una relación íntima y cercana con Dios no es algo que se logre automáticamente, sino mediante una vida fiel y consagrada al Señor. Moisés la vivió, y nosotros a través de Cristo Jesús también lo podemos hacer.

Aunque este mundo nos quiera vender la falsa idea de que ser manso, es de mensos. En realidad no hay nada mejor que ser mansos en todo tiempo y dejar que Dios tome control de cada área de nuestra vida.

¿Cuántas veces las personas te han fallado a su palabra? Si vamos a confiar en alguien al 100% debería ser en Dios, ya que nunca falla a Su palabra. La cumple siempre!

Pedirle a Dios mediante la insistencia o las rabietas quejumbrosas nunca traerá una respuesta conforme a lo que nosotros queremos. Dios siempre obrará en su tiempo, y en su forma. Y siempre nos dará una lección con su respuesta.

Si no somos cuidadosos, y no estamos velando en oración, la queja poco a poco nos irá contaminando, y terminaremos siendo también personas quejumbrosas. A Moisés le sucedió.