El efecto Trump en el sector inmobiliario estadounidense refleja cómo las políticas migratorias y comerciales de un gobierno pueden transformar profundamente una industria clave. Las restricciones migratorias propuestas reducirían la disponibilidad de mano de obra, especialmente en trabajos esenciales para la construcción, lo que elevaría los costos salariales y afectaría el desarrollo de bienes raíces comerciales y residenciales. Además, el impacto inflacionario de los aranceles generaría un aumento en los costos para los consumidores y, a largo plazo, afectaría negativamente las valoraciones y rendimientos de las propiedades, limitando la atracción para los inversionistas.