Hoy quiero hablarte de un enemigo silencioso que afecta a muchos emprendedores y que a mi también me ha afectado por años: el Síndrome del Objeto Brillante.

Esa sensación de emoción cuando descubres una nueva idea, un nuevo negocio, una nueva oportunidad… y de repente, todo lo demás pierde interés. Lo que hace una semana era tu proyecto estrella, ahora parece aburrido, y ahí vas otra vez, saltando a lo siguiente.

Y así, una y otra vez.

El problema no es tener ideas nuevas. Es no terminar lo que empiezas. Porque al final, si nunca llevas nada hasta el final, nunca cosechas los frutos de tu esfuerzo.

En el episodio de hoy del Podcast Nómada Digital, hablo tendido sobre ello. Y reflexiono sobre que, en realidad, creo que es un problema que se está expandiendo a una velocidad enorme a muchos otros ámbitos, como por ejemplo: el de la pareja y las relaciones.

Al tener tantísimos inputs cada día -sobre todo en redes sociales-, estamos “generando” una barbaridad de ideas -a un ritmo totalmente desenfrenado- que, si no sabemos gestionar, pueden estar disuadiendo constantemente toda nuestra energía.

Cuando tenemos esta mente de emprendedor que te hace ver posibilidades allá donde otros no las ven, es demasiado fácil que caigamos en la trampa de estar intentando perseguir algo nuevo siempre. Pensando que la nueva idea es mejor que cualquier otra.

El problema aquí está en que no sabemos discernir si en realidad es o no mejor que cualquier otra, porque puede que sí, que hayas tenido la mejor idea del mundo.

Pero la misma persecución de nuevas ideas se convierte en problema cuando pasa a ser el motivo por el que no eres capaz de ejecutar ninguna.

¿Cómo combatirlo?

¡No te pierdas el episodio del podcast! ;)

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