Apenas nueve meses después del histórico alunizaje de Neil Armstrong, la NASA se enfrentó a la mayor crisis de su historia. En la noche del 13 de abril de 1970, una catastrófica explosión sacudió la nave espacial Apolo 13, dejando varados a tres astronautas a medio camino hacia la Luna. En pocas horas, el suministro primario de oxígeno y energía se agotaría, preparando el escenario para una de las grandes historias de supervivencia en la historia de la humanidad. Lo que se desarrolló durante los siguientes cuatro días fue una misión de rescate como ninguna otra; un drama de vida o muerte al límite, transmitido en tiempo real para el mundo que observaba.