Tras la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, el mundo se dividió bajo la influencia de las nuevas superpotencias: Estados Unidos y la Unión Soviética. En Europa, esto resultó en el telón de acero, mientras que en el Lejano Oriente, ambas potencias acordaron dividir la península coreana a lo largo del paralelo 38 tras la rendición de Japón en 1945. Aunque esta división fue concebida como temporal, en 1948 Kim Il-Sung proclamó la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte), mientras que en el sur se establecía la República de Corea. Esta separación permanente derivó en la Guerra de Corea en 1950, cuyas acciones bélicas concluyeron con un armisticio en 1953, con fronteras apenas modificadas respecto al paralelo original.