El verano ya llegó, ya llegó, y la fiesta comenzó, comenzó, rimaba algún poeta neolatino. Nunca hubo un dicho más cierto. Al menos para ¡Cuánto sufrimos, Martín! Podcast que, como el caracol, saca los cuernos al sol, afilados para entrar al trapo de toda la rumorología estival. Es para Benjamín y Manuel la época favorita de toda la temporada porque al fin la dura realidad de la competición deja todo el espacio a la especulación, la ficción y el autodrama. Inauguramos El Verano de BichoElady/LadyBug y nos entretenemos tanto con opiniones de mierda al pedo para escoger (sobre la Eurocopa, sobre la Coruñita burguesa, sobre la cantera como proxy, sobre el mercado inmobiliario, sobre la crisis de los 40 patrocinada por Pfizer), que se nos queda la mitad del episodio en la nevera. En lugar de grabar en dos sesiones, os lo entregamos así, a medias, porque el verano es la etapa de lucir tipín e iba siendo hora de adelgazar ya esos podcasts de casi seis horas. El éxito del juvenil nos golpea en los morros mientras grabamos y nos amortigua el golpetazo del descenso del Abanca. Saludamos al nuevo Ámbito Kinitoh que comanda las decisiones deportivas del club (JPASP, Jóvenes Panenkitas Aunque Sobradamente Preparados) y, como se cantaba en aquella canción del verano (“Club enfermo de gravedad permanente”), “repartiamos valerones sin ton ni son” en un Feirón a pleno rendimiento. Nos viene a saludar Artabrias mientras dejamos a Miguel que se prepare para socavar el bolsonarismo desde sus entrañas, y, no será por no intentarlo, volvemos a petar en la puerta de Emma Lustres con un nuevo guion: “Abancaball”. Con eso y la intención sincera de que no pase otro mes más sin grabar (nos ha dolido más a nosotros que a vosotros, no os creáis), este episodio va que chuta.