Ritmo de playoff. Aquí no se relaja nadie. Si el equipo zozobra, su podcast lo sostiene, como si fuera uno esos aficionados que, absolutamente sobrepasado en su control nervioso después del taquicárdico partido ante el colista Tudelano, no sabiendo muy bien qué demonios hacer con este club, decidió que, puestos a hacer algo, mejor hacerlo por el bien común: brazos en alto, palmas dispuestas, pecho henchido y grito en la garganta para decir “Que sí, joder, que vamos a ascender”. Y es que a menudo las cosas hay que decirlas primero para creérselas después. Como este episodio de frecuencia semanal, que hasta que no lo empiezas a escuchar no te crees que sea un capítulo nuevo de ¡Cuánto sufrimos, Martín! Uno corto, eso sí, porque baja de las tres horas (“dios mío, qué estamos haciendo con nuestra vida” -sollozo-). Escuchar para creer. Como las grabaciones no tan confidenciales ya de Rubiales y sus allegados, reconociendo sin ambages que para certificar el descenso del Deportivo a Primera Comemierda fue necesario adulterar la competición. Ahora se supone que es cuando nos tendríamos que hacer los sorprendidos por semejante revelación. Ya disculparéis que no tengamos el chocho para farolillos con el tema. Con las narrativas de los acomplejados de siempre destrozadas ahora en mil pedazos, a los que vemos el código fuente de todo cuanto huele a podrido en el fútbol español no nos sale ya otra respuesta que besar una estampa de Padre Bergantiños y ofrecer, aún dos años después, que nos comáis los huevos. Porque lo soez no quita lo evidente. Viene Miguel a celebrar al gran capitán, Artabrias a repasar lo más granado de la semana, y Benjamín y Manuel se ocupan de lo que les compete: comentar Eurovisión. Los días hasta el playoff pasan en slo mo, mo, mo, mo, mo, mo.