Tal como lo describe el Salmo 23:3 necesitamos ser reconfortados por Jesús, El Buen Pastor, cuando caemos, cuando estamos deprimidos, abatidos. Él, El Buen Pastor, nos levanta y nos abraza, nos sostiene hasta que nos estabilizamos. Cuidemos de no caer, pero si caemos, tengamos la seguridad de que si llamamos y clamamos a Jesús, Él está listo para confortarnos. Jesús es El Buen Pastor. El Buen Pastor su vida ya puso por nosotros (sus ovejas).