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Francia avanza en busca de una salida a su crisis política y el nuevo Gobierno de Michel Barnier ya ejerce pese a encontrarse en una posición delicada. En una Asamblea Nacional fragmentada, solo cuenta con el sostén explícito de macronistas y de su propio partido, Los Republicanos. Acorralado entre la izquierda y la extrema derecha, el nuevo primer ministro tiene ante sí dos grandes desafíos: Conseguir apoyos para lograr un gobierno estable y aplicar políticas difíciles sin perder aliados.
El nuevo Gobierno de Francia, con Michel Barnier como Primer Ministro a la cabeza, comenzó su andadura con varios desafíos y con un apoyo limitado de partidos de centro y derechas.
Sobre él pende la amenaza de una moción de censura, cual espada de Damocles, procedente tanto de la izquierda, que quiere hacer caer la reforma de las pensiones, como de la extrema derecha, que presiona para que aplique políticas próximas a su programa en materias como la inmigración.
Una situación delicada que para Emiliano Grossman, director del Centro de Datos Sociopolítcos de la Universidad Science Po de París, complica su estabilidad y longevidad: "El principal desafío va a ser quedarse en el poder. El partido que representa Barnier ocupa apenas 66 escaños. En estas condiciones, un año sería un éxito, pero va a tener mucho que ver con la habilidad política de Barnier de asegurar también a los otros partidos que escucha, que están en un diálogo constructivo. Acaso eso se decide ahora. Yo pienso que, si no cae ahora, en los primeros dos meses o tres meses, ahí un año parece perfectamente probable".
"El momento crítico va a venir ahora, cuando tenga que adoptar las primeras leyes y confronte su primera moción de censura, que va a ser depositada rápidamente, porque la izquierda ya anunció que va a llamar a una moción de censura. Después, efectivamente, más allá de un año, todo es muy teórico, porque de acá a un año van a empezar también las tactaciones ya en previsión de la elección presidencial de 2027. Entonces ya los juegos y las estrategias van a empezar a ser muy diferentes que las que están en el lugar hoy", prosigue el politólogo y profesor universitario.
Leer tambiénEl nuevo Gobierno francés comienza a trabajar con la amenaza de mociones de censura
Para conseguir mantener el apoyo en la Asamblea Nacional, Barnier propone un programa orientado a la derecha con menos gasto público y más firmeza en la inmigración, pero qué plantea desafíos en su aplicación: "El desafío político va a ser ese, cómo reducir el déficit sin ir al conflicto social abierto. Eso va a ser algo difícil, porque los lugares que más cuestan, como la Salud o la Educación, son puestos donde hay mucha politización y donde los conflictos son bastante difíciles. Ahí hay un desafío en sí mismo, que es lograr hacer recortes sin estallido social".
Grossman continúa: "Otro tema que él mismo puso en adelante fue el tema de la inmigración, el tema en el cual Agrupación Nacional dijo que lo esperan, porque es verdad que durante las primarias de la derecha hace dos años, entre los candidatos conservadores, Barnier era claramente el más antiinmigración".
"Después también pienso que en su propio campo hay una cosa que es interesante, que casi la mitad del Gobierno actual votó en contra de la inscripción del aborto en la Constitución. También votaron en contra del casamiento gay y claramente eso son cosas que el presidente jamás aceptaría que vuelvan a ser cuestionados”, concluye.
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Francia avanza en busca de una salida a su crisis política y el nuevo Gobierno de Michel Barnier ya ejerce pese a encontrarse en una posición delicada. En una Asamblea Nacional fragmentada, solo cuenta con el sostén explícito de macronistas y de su propio partido, Los Republicanos. Acorralado entre la izquierda y la extrema derecha, el nuevo primer ministro tiene ante sí dos grandes desafíos: Conseguir apoyos para lograr un gobierno estable y aplicar políticas difíciles sin perder aliados.
El nuevo Gobierno de Francia, con Michel Barnier como Primer Ministro a la cabeza, comenzó su andadura con varios desafíos y con un apoyo limitado de partidos de centro y derechas.
Sobre él pende la amenaza de una moción de censura, cual espada de Damocles, procedente tanto de la izquierda, que quiere hacer caer la reforma de las pensiones, como de la extrema derecha, que presiona para que aplique políticas próximas a su programa en materias como la inmigración.
Una situación delicada que para Emiliano Grossman, director del Centro de Datos Sociopolítcos de la Universidad Science Po de París, complica su estabilidad y longevidad: "El principal desafío va a ser quedarse en el poder. El partido que representa Barnier ocupa apenas 66 escaños. En estas condiciones, un año sería un éxito, pero va a tener mucho que ver con la habilidad política de Barnier de asegurar también a los otros partidos que escucha, que están en un diálogo constructivo. Acaso eso se decide ahora. Yo pienso que, si no cae ahora, en los primeros dos meses o tres meses, ahí un año parece perfectamente probable".
"El momento crítico va a venir ahora, cuando tenga que adoptar las primeras leyes y confronte su primera moción de censura, que va a ser depositada rápidamente, porque la izquierda ya anunció que va a llamar a una moción de censura. Después, efectivamente, más allá de un año, todo es muy teórico, porque de acá a un año van a empezar también las tactaciones ya en previsión de la elección presidencial de 2027. Entonces ya los juegos y las estrategias van a empezar a ser muy diferentes que las que están en el lugar hoy", prosigue el politólogo y profesor universitario.
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Para conseguir mantener el apoyo en la Asamblea Nacional, Barnier propone un programa orientado a la derecha con menos gasto público y más firmeza en la inmigración, pero qué plantea desafíos en su aplicación: "El desafío político va a ser ese, cómo reducir el déficit sin ir al conflicto social abierto. Eso va a ser algo difícil, porque los lugares que más cuestan, como la Salud o la Educación, son puestos donde hay mucha politización y donde los conflictos son bastante difíciles. Ahí hay un desafío en sí mismo, que es lograr hacer recortes sin estallido social".
Grossman continúa: "Otro tema que él mismo puso en adelante fue el tema de la inmigración, el tema en el cual Agrupación Nacional dijo que lo esperan, porque es verdad que durante las primarias de la derecha hace dos años, entre los candidatos conservadores, Barnier era claramente el más antiinmigración".
"Después también pienso que en su propio campo hay una cosa que es interesante, que casi la mitad del Gobierno actual votó en contra de la inscripción del aborto en la Constitución. También votaron en contra del casamiento gay y claramente eso son cosas que el presidente jamás aceptaría que vuelvan a ser cuestionados”, concluye.
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