Josué 5:5-15:
Todos los que habían salido habían sido circuncidados; pero los que habían nacido en el camino, por el desierto, después que salieron de Egipto, no habían sido circuncidados. Porque los hijos de Israel caminaron por el desierto cuarenta años, hasta que murió toda la nación, es decir, los hombres de guerra que salieron de Egipto; pues no habían obedecido la voz del SEÑOR. Por eso el SEÑOR les juró que no los dejaría ver la tierra que él había jurado a sus padres que nos daría: una tierra que fluye leche y miel. Y fue a estos, a los hijos de aquellos, a quienes el SEÑOR había levantado en su lugar, a los que Josué circuncidó. Eran incircuncisos, porque no habían sido circuncidados en el camino. Cuando habían acabado de circuncidar a toda la gente, se quedaron en el campamento en el mismo lugar, hasta que se sanaron.
Entonces el SEÑOR dijo a Josué: “Hoy he quitado de ustedes la afrenta de Egipto”. Por eso se llamó el nombre de aquel lugar Gilgal, hasta el día de hoy.
Los hijos de Israel acamparon en Gilgal y celebraron la Pascua el día catorce del mes primero, al atardecer, en las llanuras de Jericó. Al día siguiente de la Pascua, en ese mismo día, comieron del producto de la tierra, panes sin levadura y espigas tostadas. Y el maná cesó al día siguiente, cuando comenzaron a comer del fruto de la tierra. Los hijos de Israel nunca más tuvieron maná. Más bien, ese año ya comieron del producto de la tierra de Canaán.
Sucedió que estando Josué cerca de Jericó, alzó los ojos y miró; y he aquí que un hombre estaba delante de él, con su espada desenvainada en su mano. Josué, yendo hacia él, le preguntó: —¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?
Él le respondió: —No. Yo soy el Jefe del Ejército del SEÑOR, que he venido ahora.
Entonces Josué, postrándose en tierra sobre su rostro lo adoró y le preguntó: —¿Qué dice mi Señor a su siervo?
El Jefe del Ejército del SEÑOR respondió a Josué: —Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde tú estás santo es.
Y Josué lo hizo así.
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En este capítulo vemos 3 eventos. Primero, la circuncisión de la nueva generación de israelitas, que por estar deambulando en el desierto sus padres no los circuncidaron. Sus padres rebeldes también fueron negligentes en cumplir el mandato de Dios que estableció entre su pueblo, la señal de la circuncisión como pacto entre Dios y la descendencia de Abraham. Esta señal los diferenciaba de entre todos los pueblos de la tierra.
Segundo, vemos cómo fue esa transición de la provisión de Dios. El maná cesó de caer del cielo porque ahora tenían la bendición de Dios pero en forma de una tierra que era muy fértil.
Y tercero, en el final vemos la manifestación de Dios, mostrándose visible a Josué como lo hizo con Moisés unos 40 años atrás.
En este caso, Josué estaba preparándose para atacar a Jericó, pero humanamente era casi imposible. ¡Ahí llega la revelación del plan divino de Dios y le da una estrategia extraordinaria que, si la seguían al pie de la letra, ellos verían los muros caer! Mañana veremos esta estrategia del general del ejército de Dios.
Todo esto fue posible cuando ellos retomaron su identidad como escogidos de Dios.
Dios es paciente con nosotros pero debemos mirar qué cosas hemos dejado de practicar que nos identifica como pueblo de Dios.
Hoy en día podemos caer en la negligencia por los afanes de la vida y dejar lo que nos ha bendecido.
No olvidemos hacer devocionales, hablar del Señor a los que no lo conocen, congregarnos con nuestro hijos, servir en la congregación activamente, tener un buen comportamiento ante los que nos rodean, etc. No dejemos lo que nos identifica como seguidores de Jesucristo.
Cuando volvamos a vivir como vive un cristiano, vamos a recibir revelaciones de Dios para conquistar y obtener victorias que necesitamos obtener. Sin caer en...