La figura de la señora con nariz de bola, alta, delgada, pelirroja, seguida por su hija, con nariz de triangulo, también delgada y peinado su pelo negro con cola de caballo, caminando por una calle llena de transeúntes, coches, camiones en los que se ven más narices boludas, un repartidor de pan con una gran canasta en precario equilibrio sobre su cabeza y pedaleando una bicicleta; son imágenes que para muchos mexicanos vienen a nuestras mentes, cuando oímos sobre la familia Burrón.