En Japón, a los ídolos de la cultura pop se les llama 'aidoru', un fenómeno que no muestra ningún signo de agotamiento a pesar de los años. Al contrario, estos grupos de cantantes-bailarinas, con su look sexy y sus canciones cursis y trepidantes, son ahora un componente de cierta cultura popular en la isla. Es una industria enorme y muy lucrativa que depende de la devoción de los seguidores dispuestos a gastar fortunas en fotos, mercadeo y reuniones post-concierto. Una industria en la que las niñas suelen ser productos de consumo, desechables, hipersexualizadas y cada vez más jóvenes.