Pablo nos interpela a valorizar los dones que hemos recibido de Dios,
más aún el misterio revelado en la muerte y resurrección de Jesús, que
nos hace experimentar desde ya la gloria, y el/o implica en nosotros
un estilo de vida que lo proclame al mundo. El evangelio nos muestra
la respuesta de la humanidad a la propuesta de Dios, siempre en una
situación de desequilibrio y falta de discernimiento, que le impide reconocer el paso de Dios por su historia, que es en donde quiere salvarla.
¡Dios, ten misericordia de nosotros e ilumínanos!