Pablo comienza a vivir su pasión por Cristo y la Iglesia en su confrontación con los fariseos y saduceos de su pueblo, que lo llevan a ponerse en manos del imperio vigente, Roma, donde dará el testimonio final. El evangelio de Juan, desde la oración sacerdotal de Jesús, nos lanza el desafío de la unidad y la comunión, teniendo como fuente y origen la relación entre el Padre y el Hijo que nos impulsa a experimentarlo entre nosotros. ¡Jesús, Sacerdote Eterno, que vivamos en unidad en tu Iglesia!