Las lecturas de hoy nos remiten a la experiencia de una comunidad que se siente amada por Dios, quien siempre está de corazón abierto para todos los hombres sin excepción. El profeta Oseas nos anuncia, desde las entrañas de Dios, su amor por los hombres, aún los pecadores. Pablo nos invita a profundizar en ese amor desde donde podremos llegar a la plenitud de nuestra existencia. El evangelio nos coloca en la cima de ese amor, puesto en Cruz por nuestra salvación, desde donde permanece abierto, a pesar de ser atravesado por nuestro pecado. ¡Señor, que nos sumerjamos en tu corazón!