El profeta Isaías nos sumerge en el plan de Dios que, para realizarlo, cuenta con nosotros; por eso, ante una falta de confianza de Ajab, Dios mismo ofrece la señal de una joven que, con la gestación de un niño en su vientre, dará pasó a que Dios esté entre nosotros. La carta a los hebreos reflexiona sobre la ofrenda que el mismo Cristo realiza con su cuerpo, al entregarse a la muerte en Cruz, por medio de la cual obtiene la salvación del género humano. El evangelio de Lucas nos presenta a María, quien con su Sí a la propuesta de Dios, abre el paso a que el Hijo de Dios se encarne en nuestra naturaleza y el plan de salvación se lleve a cabo. ¡Señor, que tu Encarnación en nuestra historia sea la clave con la cual la leemos!