Los Hechos de los Apóstoles resultan la presencia de María, la "Madre" participando de la gestación y del nacimiento de la Iglesia, animando a esa naciente comunidad a acoger el desafío de la presencia de Cristo, en y a través de ella, en espera del Espíritu que lo hará posible. El evangelio de Juan, al pie de la cruz, nos presenta a María, mujer fuerte, acogiendo ese nuevo anunció de ser Madre ahora de la Iglesia en el momento en que ésta se genera "del costado abierto de Cristo". ¡María, gracias por ser Madre del Cuerpo de Cristo, ahora en su Iglesia!