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China concluyó este miércoles sus maniobras militares de dos días alrededor de Taiwán, isla sobre la que reivindica su soberanía. Unos ejercicios con fuego real y con un simulacro de bloqueo y ataques contra puertos e infraestructuras energéticas claves. Todo indica que se trata de una advertencia.
Parece que a Pekín no le han sentado muy bien los últimos comentarios del mandatario de Taiwán, Lai Ching-te, y por eso habría lanzado esta nueva maniobra militar.
"Estos ejercicios nos llegan relativamente poco tiempo después de que el actual presidente de Taiwán haya calificado a la República Popular China como fuerza hostil extranjera. Y remarcamos este punto: 'Extranjera'. Esto, obviamente, da a entender otro sutil mensaje y quizás no tan sutil, de la intención de cierta parte de la dirigencia política en Taiwán de ir separándose de China", explica Diego Riddick, secretario del Centro de Estudios Chinos de la Universidad Nacional de La Plata, en Argentina.
Eso no quiere decir, sin embargo, que vaya a haber un ataque militar inminente contra Taiwán. Al menos si no se cruza una línea roja bien definida por los chinos.
"La República Popular China en esto es muy concisa y muy clara. La reunificación de Taiwán con China es un hecho inminente. Así lo ha calificado Xi Jinping y sistemáticamente la República Popular China establece que esta reunificación con Taiwán se va a llevar a cabo de manera pacífica y de manera consensuada, siguiendo el famoso consenso de 1992 entre ambos lados de los estrechos. Ahora bien, esto no descarta el uso de la fuerza militar, si Taiwán decide declarar unilateralmente la independencia", precisa el experto.
Aunque China desarrolla frecuentemente ejercicios militares de intimidación en el estrecho que separa al continente de la isla, estas últimas maniobras han pillado desprevenido a más de uno, como a Estados Unidos. Washington reconoce a China como país, estableció relaciones diplomáticas en 1979, pero se abstiene de indicar en qué circunstancias intervendrían militarmente para defender a Taiwán. Es lo que se conoce como "la ambigüedad estratégica".
"Replicando lo que dice de alguna manera Washington, no dando el aviso de estas maniobras, China interpreta que no debe dar ningún tipo de aviso ni de señal en este sentido. ¿Por qué? Porque (para ellos) la cuestión de Taiwán es un asunto interno de la República Popular China que bajo ningún concepto puede discutir con poderes foráneos", concluye Diego Riddick.
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China concluyó este miércoles sus maniobras militares de dos días alrededor de Taiwán, isla sobre la que reivindica su soberanía. Unos ejercicios con fuego real y con un simulacro de bloqueo y ataques contra puertos e infraestructuras energéticas claves. Todo indica que se trata de una advertencia.
Parece que a Pekín no le han sentado muy bien los últimos comentarios del mandatario de Taiwán, Lai Ching-te, y por eso habría lanzado esta nueva maniobra militar.
"Estos ejercicios nos llegan relativamente poco tiempo después de que el actual presidente de Taiwán haya calificado a la República Popular China como fuerza hostil extranjera. Y remarcamos este punto: 'Extranjera'. Esto, obviamente, da a entender otro sutil mensaje y quizás no tan sutil, de la intención de cierta parte de la dirigencia política en Taiwán de ir separándose de China", explica Diego Riddick, secretario del Centro de Estudios Chinos de la Universidad Nacional de La Plata, en Argentina.
Eso no quiere decir, sin embargo, que vaya a haber un ataque militar inminente contra Taiwán. Al menos si no se cruza una línea roja bien definida por los chinos.
"La República Popular China en esto es muy concisa y muy clara. La reunificación de Taiwán con China es un hecho inminente. Así lo ha calificado Xi Jinping y sistemáticamente la República Popular China establece que esta reunificación con Taiwán se va a llevar a cabo de manera pacífica y de manera consensuada, siguiendo el famoso consenso de 1992 entre ambos lados de los estrechos. Ahora bien, esto no descarta el uso de la fuerza militar, si Taiwán decide declarar unilateralmente la independencia", precisa el experto.
Aunque China desarrolla frecuentemente ejercicios militares de intimidación en el estrecho que separa al continente de la isla, estas últimas maniobras han pillado desprevenido a más de uno, como a Estados Unidos. Washington reconoce a China como país, estableció relaciones diplomáticas en 1979, pero se abstiene de indicar en qué circunstancias intervendrían militarmente para defender a Taiwán. Es lo que se conoce como "la ambigüedad estratégica".
"Replicando lo que dice de alguna manera Washington, no dando el aviso de estas maniobras, China interpreta que no debe dar ningún tipo de aviso ni de señal en este sentido. ¿Por qué? Porque (para ellos) la cuestión de Taiwán es un asunto interno de la República Popular China que bajo ningún concepto puede discutir con poderes foráneos", concluye Diego Riddick.
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