Aunque es extraño conceder la paternidad de la computación a un hombre que nunca logró terminar de construir una, los avances que el inventor británico Charles Babbage tuvo en esta materia lo hicieron ciertamente un pionero. Miembro de la élite intelectual de Londres, era conocido por sus máquinas analíticas programables, cuyo perfeccionismo obsesivo le impidieron terminar. Su dupla de trabajo con Ada Lovelace permitió que ella también pasara a la historia como la primera programadora.