Ya en 1670 se plantearon las ventajas de una guerra desde el aire en el libro del jesuita italiano Francesco de Lana Terzi, Prodromo overo saggio di alcune invenzioni nuove. Y en 1794, durante la revolución francesa, se utilizaron militarmente globos, cuando observadores franceses los usaron para conocer las posiciones de la artillería austriaca.
Además, grabados de la época muestran proyectos como el de invadir Inglaterra con tropas a bordo de globos. El ejército del Potomac, en 1862 y 1863, durante la guerra civil norteamericana, los usó también para observar los movimientos de las tropas confederadas.
Hacia 1914, en Europa, la creciente amenaza de la guerra hizo ver a Inglaterra la supremacía en dirigibles que poseía Alemania y se planteó por fin el desarrollo de la aviación militar. Al poco tiempo de estallar la guerra, París y Londres fueron bombardeados desde zepelines, que fueron después retirados por su absoluta vulnerabilidad.
La exploración de los frentes de batalla fijos se realizaba con pequeños globos sujetos con cuerdas; los dirigibles se usaban para reconocimientos en el mar.
Los hermanos Wright fabricaron en 1909 el primer avión militar, que fue sometido a prueba por el ejército de Estados Unidos y aprobado.
El ejército italiano usó por primera vez el aeroplano a hélice durante la Guerra Italo-Turca de 1911-1912 para tareas de observación. Gran Bretaña creó el Royal Flying Corps en 1912. Cuando empezó la Gran Guerra, había 400 aviones en total en el frente occidental. Esos primeros aviones eran ligeros y destinados a tareas de reconocimiento, como los Vickers FB5, lentos y vulnerables a las baterías antiaéreas.
En 1915, el as de la aviación francesa Roland Garros fue el primero en derribar un avión disparando con una ametralladora a través de la hélice, usando un novedoso sistema que inventó el holandés Anthony Fokker, en cooperación con ingenieros alemanes. Se desarrolló el Fokker Eindekke, el primer avión con la ametralladora sincronizada. Esto aceleró el desarrollo de la aviación de combate. Pilotos de la Escadrille Lafayette
A partir de entonces, se entró en una dinámica de competencia, los mejores pilotos aumentaban continuamente su particular cuenta de derribos, y los mejores eran conocidos en ambos bandos.
Los aviones de bombardeo hicieron su aparición desde el principio, aunque las bombas se lanzaban simplemente con la mano desde la cabina. Pero a medida que fueron aumentando de tamaño, las bombas también eran cada vez más grandes. Se incorporaron visores y la capacidad de destrucción aumento, a costa de perder velocidad y maniobrabilidad, lo que condujo a la necesidad de una escolta.
Al final de la guerra, en 1918, habían caído 254 toneladas de bombas sobre Inglaterra, produciendo 9000 víctimas. Esto tenía mucha importancia desde el punto de vista psicológico, y obligaba a utilizar aviones del frente para la defensa civil. En 1918 se utilizó de forma masiva la aviación, en las batallas de Château-Thierry, Saint Mihiel, y el Meuse-Argonne, con las fuerzas aliadas al mando del general estadounidense Billy Mitchell.