Esta semana volvimos a ser testigos como el presidente Trump se rehúsa a decir, categóricamente, si va a aceptar los resultados de las elecciones en caso de que pierda. No solo no dice si aceptará los resultados, continúa aseverando que la elección estará plagada de fraude por la cantidad de votantes que harán uso del voto por correo para evitar las largas líneas y así evitar exponerse al COVID-19. Y esto, según un artículo de la revista The Atlantic, sería parte de una estrategia con la colaboración de diferentes funcionarios Republicanos en estados “battleground” como Pensilvania, donde los resultados podrían estar ajustados. La estrategia, según reporta The Atlantic, sería desafiar los resultados y así la Legislatura de Pensilvania, que está controlada por los Republicanos, echaría los resultados del voto popular a un costado, para después designar a los electores que se sentarán en el Colegio Electoral. Así, estos electores terminarían votando por Trump, a pesar de que los resultados de las elecciones hayan dado como ganador a Joe Biden. Hernán y Luis también discutieron el terremoto político que puso en movimiento la muerte de la Jueza de la Corte Suprema, Ruth Bader Guinsburg, lo que le da la oportunidad a Trump de nominar a su tercer Juez Supremo. A pesar de que solo faltan 40 días para la elección presidencial, el presidente y sus aliados ya han dicho que sentarán a un nuevo juez antes de las elecciones. La premura por sentar a un nuevo supremo estaría conectada al hecho de que Trump y los Republicanos anticipan desafíos legales que llegarán a la Corte Suprema. Tener una mayoría leal y adicta es lo que quiere Trump. La pregunta del millón de dólares es: ¿lo conseguirá?