Una fe a tu medida. Eso es lo que necesitas. No me digas que nunca lo habías pensado. Sin embargo, la “fe a la carta” es el peor de tus inventos. Una fe a tu imagen y semejanza es una fe que no te cuestiona ni te lanza a mejorar.
Descubre la maravilla de nuestra fe, que es una fe recibida desde los apóstoles.
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