Me costó tiempo entender esto:

Cuando quieres vender internamente un proyecto, una propuesta un cambio… no solo importa los argumentos que lleves sino cuándo lo propones.

Y es que lo que he descubierto es que el “timing” de las cosas es clave.

Es de sentido común, lo sé pero cuántas veces nos ha pasado a todos que hemos ido a presentarle una propuesta a nuestro jefe cuando era evidente que no era su día o que salía de una movida y tenía la cabeza en otro sitio.

Desde que entendí esto me puse a descubrir todos esos factores que hacen que el timing sea bueno o malo.

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