Tu calendario habla mucho de cuáles son tus verdaderas prioridades, de dónde estás poniendo el foco. El problema es cuando todo eso difiere de las prioridades que realmente deberíamos tener y es que es habitual que tengamos objetivos muy diferentes a los que después se ve reflejado en un calendario.

Por eso, justamente nuestra agenda refleja la realidad de lo que estamos persiguiendo (o dejando de hacerlo).

Os cuento un caso que me crucé el otro día y un pequeño ejercicio que todos podemos hacer.

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